—¡Sonidos de aplausos!
—Cala Flor de Durazno —segundo piso.
—Este gordo es interesante. —Noel Roberts vio la escena abajo y no pudo evitar aplaudir. Cruzó las piernas, luciendo como un dandy. Quién hubiera pensado que él era el secretario del alcalde de Ciudad Gills, conocido por su manera cautelosa y reservada.
Pero Brandon Piers conocía a este tipo. Encontraba placer a puertas cerradas.
Al escuchar las palabras de Noel Roberts, Brandon Piers se concentró en la figura conspicua en la multitud, frunció el ceño y se volvió a mirar a Pullan.
—Abigail Green tomó un permiso de dos horas esta tarde. —avanzó Pullan.
—¿Para encontrarse con este hombre? —Brandon Piers no sabía por qué, pero un atisbo de irritabilidad afloró en su corazón. ¿Quién era este hombre? ¡Por las palabras del tipo gordito, parecía haberle gustado antes!
Esos ojos negros brillantes resultaron ser ciegos.
—¡Tan feo, cómo pudo gustarle a ella!
—Lo más probable. —respondió honestamente Pullan.