Abigail Green en su vida anterior había vivido hasta los veintisiete años sin saber cómo era su madre biológica. En esta vida como Abigail Green, sabía que su madre era una belleza.
Lamentablemente, la belleza a menudo llevaba un destino triste.
La mujer frente a ella, aunque aparentemente frágil, le había dado la sensación de una madre por primera vez. Sostener su delgado cuerpo hizo que su corazón se ablandara.
Después de un rato, Abigail soltó a la Tía Claudia. —Descansa bien. Te acompañaré cuando comience la sesión del tribunal pasado mañana.
—Con el Abogado Jones aquí, puedo arreglármelas sola. Deberías quedarte en la casa de los Piers y cuidar del niño. —Hablando del niño, la Tía Claudia sintió una ola de culpa. Fue solo después del compromiso de Abigail con el Maestro Brandon que se enteró de que el niño del que Rubí hablaba era en realidad de Abigail.