—Jajaja...
La elegante casa antigua estaba llena de la risa de adultos y niños, y todo el ambiente estaba lleno de vida.
Abigail Green apoyó la barbilla en su mano, mirando al patio animado, y su corazón estaba lleno de una extraña sensación de satisfacción.
Brandon Piers hizo que alguien trajera una silla mecedora y la colocara al lado de Abigail. Se inclinó con pereza, exhibiendo un aire de elegante descuido.
Por varias parrillas, un pastelero estaba haciendo postres. El aroma de la carne se mezclaba con un olor dulce. Kelvin Max y Kennan Max sacaron hábilmente unas botellas de buen vino tinto de la bodega. Noel Roberts tomó una botella y la vertió sobre la carne recién asada. La brisa de la tarde de verano pasaba suavemente, llevando una dulce sensación embriagadora.
El anciano bromeaba con el pequeño George Piers, que estaba adormeciéndose mientras escuchaba música suave, con un juguete para la dentición.