—¿Cómo está el antiguo maestro? —Esta mañana, Huang Jiapeng había llamado.
—Está con mucho ánimo, comió más de lo habitual esta mañana y está de buen humor. Justo después del desayuno, fue al parque con Qingqing si Ning.
—Huang Jiapeng tuvo una idea —¿Crees que el Masaje Qigong de la Señorita Huo es confiable?
—Huang Jialin sonrió —No estoy seguro de eso, el Tío es quien lo ha experimentado de primera mano. Todos estos años, he buscado innumerables médicos chinos y occidentales para el Tío, pero nunca ha creído en ninguno de ellos. Siempre que vienen esos doctores, o les da la espalda o directamente les llama charlatanes. ¿Cuándo lo has visto tan proactivo? Muestra que tiene fe en ello.
—¿Entonces ahora tú crees en ello? —Huang Jiapeng preguntó de vuelta.
—¿Estaba su hermano mayor buscando una respuesta de él para ganar más confianza? —Huang Jialin se quejó en su corazón pero sonrió a regañadientes —Bastante.