—¡Fantong! —Maestro Zhou sentía que estaba a punto de estallar de ira cuando recibió tales noticias. Había esperado de todo corazón que su nieto pudiera lograr algo grande, pero nunca esperó que Zhou Zhen entregara un resultado tan decepcionante.
—¿No dijiste que era infalible? He desperdiciado tanto esfuerzo ayudándote, y ahora me dices que has arruinado todo, ¿eh? ¿Dónde debería poner ahora mi cara? —Maestro Zhou era conocido por su temperamento explosivo, y cuanto más lo pensaba, más frustrado se sentía, incapaz de liberar su ira. Miró furiosamente a Zhou Zhen y, en su furia, agarró una taza de té del escritorio y la lanzó a su nieto.