Almendro llegó a la sucursal GAA a la misma hora y partió hacia la Ciudad de Sillor, donde se ubicaba la sede de la Unión Terrestre.
Después de llegar a la sede central y entrar en el vestíbulo de la planta baja, Almendro vio al Almirante Rudra sentado en una silla de salón pública como si fuese un don nadie.
Como si sintiera su mirada, el Almirante Rudra apagó el holograma y lo miró.
—¿Tienes sueño? —En el segundo siguiente, ya estaba frente a Almendro sin alterar el aire ni nada.
—No realmente —Almendro negó con la cabeza.
—Entonces demos un paseo.
—Claro.
El dúo partió y comenzó a caminar hacia el área izquierda, donde se había construido un jardín decorativo con bancos y una fuente en el centro después de salir del vestíbulo.
—Hablemos primero de tu progreso.
Almendro sonrió y estiró su brazo hasta la mitad, con la palma hacia arriba mientras se manifestaba un orbe perfecto de relámpago dorado, chisporroteando y crepitando el aire.