Su mirada se fijó en Sylas con un dejo de sorpresa. Parpadeó inocentemente, una mirada que él no había visto en ella antes. Había sido una mujer dulce y mayormente tímida. Tenía un carácter feroz, forjado a través de meses en las Tierras Salvajes Amazónicas, pero generalmente mitigado por sus días como secretaria.
Ahora, sin embargo, parecía casi... juguetona. Más como una mujer que dejaría que Sylas la sorprendiera desnuda a propósito en lugar de por accidente, como él había pensado.
Ella alcanzó a Casarae, quien le daba la espalda, y de repente arrancó un collar discreto que llevaba alrededor del cuello.
Luego, se desvaneció como un espejismo en el desierto.
Sylas se detuvo, con los ojos muy abiertos. ¿Qué acaba de pasar?
Ella no mató a nadie; ni siquiera les hizo mucho daño. Solo... tomó un collar.
¿Qué estaba ocurriendo?