Pasaron los días, y aun después de siete días, el fenómeno celestial no había desaparecido, señalando a todos los seres bajo los cielos una transformación por el Dao Celestial que no tenía precedentes en tiempos antiguos.
Al llegar los siete días a su fin, el loto dorado en la cima de la Montaña Kunlun permaneció, ahora tan inmenso que cubría la totalidad del Continente del Dragón Descendiente, bañando toda la tierra en luz dorada.
Alrededor de Kunlun, incontables Cultivadores miraban al enorme Loto Dorado causado por Fang Wang, como si observaran la flor del mundo, con los Discípulos del Camino de la Esperanza y los Discípulos de la Secta Tiangong adorando aún más devotamente, sus expresiones llenas de piedad.
Hong Chen y el Anciano de la Vida Solitaria se sentaban hombro con hombro en meditación, ambos mirando hacia la cima de la Montaña Kunlun.
De repente.
Hong Chen pareció adivinar algo, su expresión se tornó grave.