El Renacer de Yan Chao

Durante tres meses, Yan Chao se entrenó en el Bosque de los Susurros Malditos. Cada día, cazaba bestias salvajes, desafiando los límites de su cuerpo. Con la Respiración de las Estrellas Fugaces, cultivaba sin depender del Qi de Xan Nao, y gracias a su sangre Estelar Antigua, su poder crecía a un ritmo inhumano.

Las bestias caían una tras otra. Escorpiones de sombra, lobos espectrales, serpientes de neblina venenosa... Ninguna podía hacerle frente por mucho tiempo. Cada victoria fortalecía su cuerpo y expandía sus meridianos de una forma que los cultivadores ordinarios jamás podrían comprender.

En su conciencia, la sangre estelar le transmitía conocimientos antiguos. Aprendió técnicas de combate olvidadas en el tiempo: "Puño Celestial de la Estrella Perdida", capaz de pulverizar rocas con un solo golpe, y "Paso del Vacío", una técnica de movimiento que le permitía desvanecerse y aparecer en otro lugar en un parpadeo.

Al final de su entrenamiento, su nivel había cambiado. Ya no era el "inútil" de la familia Yan.

Había alcanzado el Qi Espiritual de 1 Estrella.

El Torneo de las Familias era el evento más importante antes de que los jóvenes cultivadores intentaran unirse a las sectas más prestigiosas. En el coliseo de la Ciudad del Dragón Carmesí, clanes poderosos se reunían para demostrar la grandeza de sus discípulos.

—¡Miren a los favoritos de este año!— murmuraban los espectadores.

Los discípulos prodigios de la familia Lei, el clan Bai y, por supuesto, la familia Yan, eran el centro de atención. Entre ellos, Yan Wei, primo de Yan Chao, quien había alcanzado Refinamiento de Qi 3 Estrellas y era considerado el candidato más fuerte.

—Lástima que ese inútil de Yan Chao no está aquí —se burló un joven de la familia Bai—. Me hubiera gustado verlo humillarse antes de ser eliminado.

Sin embargo, el murmullo del público cambió cuando una figura vestida con una túnica sencilla atravesó las puertas del coliseo.

Era Yan Chao.

Los ancianos de la familia Yan lo observaron con desprecio. El patriarca Yan frunció el ceño.

—¿Cómo te atreves a aparecer aquí? —espetó con desdén.

Yan Chao lo ignoró. Caminó sin prisa hasta el centro de la arena y miró al anunciador.

—Quiero participar en el torneo.

Los discípulos rieron. Los ancianos sacudieron la cabeza. Para ellos, Yan Chao era un fracaso que no había avanzado ni un solo nivel en años. Creían que solo estaba allí para ser humillado.

El anunciador dudó, pero el reglamento lo permitía.

—Que empiece la primera ronda —declaró.

El oponente de Yan Chao era un discípulo de la familia Lei, Refinamiento de Qi 2 Estrellas. Un enemigo que, en teoría, debía ser imposible para alguien "estancado" en Iniciado 4 Estrellas.

Pero cuando la batalla comenzó, algo cambió.

Yan Chao desapareció en un parpadeo y apareció detrás de su oponente.

¡BAM!

Un solo golpe de palma bastó para estrellar al discípulo contra el suelo, dejándolo inconsciente al instante. Un silencio sepulcral cubrió el coliseo.

Los espectadores parpadearon incrédulos.

—¿Qué… qué fue eso?

El Ojo del Caos brilló en los ojos de Yan Chao mientras analizaba la energía de los asombrados ancianos.

—No estoy aquí para jugar bajo sus reglas —susurró para sí mismo, con una sonrisa. —Xan Nao no me aceptó, así que yo lo desafiaré.