Aprender sobre su pasado

Vexthra continuó mirando el rostro de Kent durante cerca de dos minutos completos, sin saber qué decir. Era surrealista que alguien respetado y venerado en los mundos inmortales y de los dioses ahora estuviera sonriendo a ella con un aspecto travieso en su rostro. El Señor Génesis, o como la mayoría lo conocía, el Espadachín Esclavo, era alguien a quien todos respetaban. El legado que dejó atrás era uno con el que nadie podía medir—ni siquiera los celestiales. Como el primero en ascender a la cima de la cultivación de armas, su nombre era conocido por todos. Así que ciertamente no esperaba que ese Señor Génesis la estuviera mirando en este momento.

—¿Estás siendo serio? —preguntó Vexthra.

—¿Por qué te mentiría? Esta es, de hecho, una de mis encarnaciones —dijo Kent con una sonrisa—. ¿Estás sorprendida?

—Bueno, no es precisamente todos los días que te encuentras con un ídolo de muchos dioses —dijo Vexthra, sonriendo detrás de su velo—. Incluso yo fui parte de esos dioses.