—¿Qué demonios fue eso? —preguntó Bellaflor desde un poco detrás de Soleia, y de igual manera, la pregunta resonaba en la mente de esta última.
El guardia al que Soleia había señalado palideció aún más, y ladró órdenes a los demás, pero no eran palabras que Soleia pudiera oír claramente por el zumbido en sus oídos. Captó algunas palabras, como 'engendro de vendaval' y 'peligroso', pero por lo demás, cada otra palabra no formaba una frase en su cabeza.
—¿Qué está pasando? —exigió Bellaflor—. Ese grito...
—Pertenece a un aullador engendrado por el vendaval, Su Alteza —respondió el guardia—. Ha habido avistamientos de esas bestias en el bosque. Estamos investigando la situación ahora mismo.
—¿Princesa Soleia? ¿Soleia? ¡Soleia!
Soleia volvió en sí, tambaleándose mientras Ralph la atrapaba desde atrás. Él fue rápido en soltarla, temiendo dejar sus manos demasiado tiempo con tantos ojos observándolos. Por otro lado, Soleia soltó un suspiro tembloroso.