Baile de Boda

—Está bien —dijo Soleia de acuerdo. Dudaba mucho que su nuevo esposo ganara esta apuesta, juzgando por la efectividad de su práctica—. ¿Y qué pasa si gano yo?

—Haré cualquier cosa que quieras, dentro de lo razonable —dijo Ralph, con una expresión de inocencia en su rostro—. Ya sea conseguirte un nuevo caballo o comerte...

—Shush, el Duque Kinsley está caminando aquí —advirtió Soleia, con el rostro enrojecido por sus palabras.

Le pellizcó el interior del brazo de Ralph, lo que le hizo hacer una mueca teatral.

—Mi esposa, ¿por qué debes herirme así...?

—Me alegra que ambos hayan regresado —el Duque Kinsley los interrumpió, haciendo un esfuerzo deliberado para mantener su mirada por encima de sus cabezas. Sin embargo, Soleia pudo ver cómo no podía mirarlos a ambos a los ojos, eligiendo enfocar su atención en el pequeño espacio entre sus cabezas—. Hemos estado esperando bastante tiempo. Hubo bastantes personas que esperaban que no aparecieran.