Rebelión contra el Cielo - Part 21

Capítulo 21: Masacre III

El dolor abrasaba cada fibra de su ser. Usar todas sus habilidades al mismo tiempo había llevado su cuerpo al borde del colapso. Su visión se tornó borrosa, su respiración errática. La entropía devoraba su carne más rápido de lo que su regeneración podía restaurarla.

Y ellos lo notaron.

Kenta fue el primero en moverse. Un rugido de furia escapó de su garganta cuando cruzó el campo de batalla a una velocidad abrumadora, sus Guadañas Gemelas del Eclipse silbando con cada tajo.

Ryuusei intentó levantar una de sus dagas para bloquear, pero su brazo tembloroso carecía de la fuerza suficiente.

El filo de la guadaña atravesó su defensa.

Un corte profundo le desgarró el muslo.

—¡AAAAH! —El grito de Ryuusei se ahogó en su propia sangre al desparramarse sobre el suelo.

No había tiempo para reaccionar.

Daichi se lanzó sin vacilar, su Lanza del Juicio brillando como un relámpago al caer sobre su presa. Ryuusei se inclinó apenas, esquivando el golpe fatal, pero la lanza desgarró su costado.

Un chorro de sangre oscura manchó el suelo.

El dolor lo hizo tambalearse. Y en ese instante…

Haru disparó.

—¡Muere de una vez! —bramó.

La flecha atravesó el hombro de Ryuusei con precisión quirúrgica, perforando músculo y hueso. Su brazo derecho cayó inerte a su costado.

Pero no iba a terminar ahí.

Kenta giró con un tajo brutal.

La guadaña silbó en el aire.

Y el antebrazo izquierdo de Ryuusei fue cercenado.

El grito de agonía de Ryuusei resonó por toda la calle mientras su brazo caía con un golpe sordo, sumergido en un charco de sangre.

Haru no dudó. Otra flecha surcó el aire.

Esta vez, apuntó a su rodilla.

El impacto hizo que Ryuusei se desplomara con violencia. Un borbotón de sangre escapó de sus labios mientras se doblaba sobre sí mismo.

—¡Se acabó, Ryuusei! —gruñó Daichi, alzando su lanza para darle el golpe final.

Pero entonces, un destello negro.

Antes de que la lanza de Daichi pudiera hundirse en el pecho de Ryuusei, una fuerza irrefrenable se interpuso.

Aiko.

En un parpadeo, su Espada del Heraldo Negro interceptó la embestida, desviándola con un estruendo metálico que sacudió el aire.

—¡No lo toquen más! —rugió con furia.

El suelo tembló bajo su presencia.

Se agachó junto a Ryuusei, su mirada encendida en una mezcla de ira y desesperación. Su compañero estaba al borde de la muerte. No podía permitir que cayera.

—No lo entienden… —susurró, con una sonrisa torcida—. No han visto nada aún.

Un aura oscura comenzó a envolver su cuerpo.

Y con un grito feroz, desató su verdadero poder.

La batalla aún no había terminado.