Más Cerca. Parte. – 1.

Estefanía estaba acostada en su cama con la mirada perdida, con la ayuda de su imaginación trataba de buscar formas en la pared gastada y sucia para distraerse.

—¿Que haces?.

Su hermana la observaba desde el marco de la puerta.

—Trato de pasar el rato, estoy aburrida.

—¿Porque no les pides a tus amigos que vengan a visitarte? Sé que te avergüenza nuestra casa, pero tarde o temprano lo sabran, igual, no se van alejar por esto.

—No lo sabran jamas.

—No te preocupes, se que estás en tu juventud, bien, me voy a tu colegio para avisar que estás enferma, no te levantes de la cama.

Joan mira preocupado su celular, estaba completamente perdido en esa pantalla tan colorida, estaba apresurado por saber algo de Estefanía, había pasado dos días que no venía, le parecía raro.

Levanta su mirada con la intención de distraerse y ve que el ambiente en su curso es todo igual, como si nada había cambiado, se da cuenta que nadie preguntó por ella, solo sus amigas, se lo tomaban todo tan normal, sentía que no les importaba

Pone su vista en restropectiba y se da cuenta que varias cosas cambiaron desde que conoció a Estefania, sus días se habian vuelto mas interesante, al igual que sus ganas de ir todos dias, sin faltar al colegio.

El ambiente escolar era el mismo, la imagen que enmarcaba a ella era la misma, nadie se tomó la molestia de cambiar su opinión, se aferran a la idea más fácil por conveniencia, pareciera que nadie se quito segundos para pensar diferente o poner dudas sobre ella

El timbre resuena por todo el colegio dando el aviso de poder retirarse del lugar, Joan toma sus cosas y sale del lugar junto a Nicol y Nicolás, caminan bajo la mirada de la gente que no les prestaba nada de atención.

Joan ve a una chica que le parecía conocida, la seguía con la mirada guiado por la curiosidad que sentía, cuando su mente se da cuenta se dirige hacia ella.

—¿Disculpe, usted es la hermana de Estefanía?.

—¿Joan no?. ¿Cómo estás?.

—Quería preguntarle qué pasó con Estefanía que no venía a clases.

—Está enferma. Solo es un resfriado, no te preocupes.

—No me dijo nada, pensé que algo grave le había pasado.

—Quedate tranquilo que ella está bien.

Estefanía aún seguía en cama, miraba su celular y trataba de buscar excusas para hablar a Joan, cuando presionaba las teclas la vergüenza le hacía recordar porque no hacerlo y volvia a guardar su teléfono.

Su hermanito entra en su pieza con una bandeja de tostadas y una taza de té, a grandes fuerzas trata de controlarla para que no cayera, mientras la gravedad le jugaba en contra, posa con una sonrisa iluminada sobre su cama y con un simple gesto humilde le indica que coma.

Conmovida por el acto de ese pequeño no se niega por más acuoso y frío que este el té, para ella era lo más delicioso, será por el simple gesto de tomarse el tiempo en oreoararselo que su mente cambiaba el sabor.

Mientras disgusta a pequeños sorbos escucha que su hermana entra con su tono de voz elevado, como si estuviera hablando con alguien, su imaginación vuela tratando de averiguar de quién era, hasta que ella pronuncia su nombre, un escalofrío recorrió su cuerpo en tan solo un segundo, los nervios la alertaban, con tan solo escuchar el nombre de Joan sus emociones se hicieron un caos, deja la bandeja al lado de su cama e inocentemente se esconde bajo las colchas tratándo de convencerse de que era invisible, rogaba poder dormirse en solo un segundo y ahorrarse todo esto, ese sentimiento tan molesto de vergüenza se hacía presente.

Su hermana entra con una sonrisa, mientras a un tono elevado seguía manteniendo la conversación con Joan.

—Estefi, está Joan, vino a visitarte.

—Estoy durmiendo.

—Vamos, te vino a ver por que estaba muy preocupado.

—No quiero, me da vergüenza, es suficiente con que vea donde vivo.

—Él no se va alejar solo por saber dónde vives, se quedó apesar de saber de tu trauma, ahora lo ven diferente por estar contigo y eso no le importa, le gusta estar contigo por que le agrada tu personalidad. ¿No crees que si se quisiera alejar ya lo hubiera hecho?.

—Siempre me preocupó que a él lo miraban de la misma forma que a mi, yo solo me deje llevar, estaba tan feliz de que alguien me hablara que no me di cuenta de eso.

—Tienes que estar tranquila, lo hago pasar.

Estefanía afirma con un movimiento de cabeza, Lorena sale del cuarto y escucha como su hermana le da el paso para que entre, Estefanía se pone nerviosa y se esconde debajo de las sábanas, Joan pasa sin hacer ruido para no molestarla y ve que estaba toda tapada.

—¿Estas dormida?.

Él susurra a los lejos

—No.

Respondía la inquierud desde su lugar seguro.

—¿Y por que estás tapada así?.

—No quiero que me veas, soy un desastre y te puedo contagiar.

—Ya veo, no importa, no me voy a enfermar.

—Tengo mocos que salen solos.

Joan se ríe mientras escucha esas palabras.

—Me tenías preocupado, no sabía si te pasó algo, ahora me quedo más tranquilo, es un alivio.

Estefanía se sonroja bajo las suaves telas, esa mirada era invisible para Joan, una imagen que lo hubiera conmovido si hubiera tenido la oportunidad de verla.

Las horas pasan y ellos se quedan hablando, recuperando esos días que no se vieron, entre risas y palabras las horas pasaron demasiado rápido.

Joan decide irse suponiendo la hora que era, se despide obligadamente de ella sin escuchar esas ganas que aún tenía de quedarse, antes de irse Lorena lo frena con unas palabras.

—Gracias, gracias por preocuparte por ella.

—No es nada, somos amigos, a ella debería darles las gracias, cambio mi punto de vista, la aprecio mucho.

—¿Acaso ella no te gusta?.

Esas palabras hizo que su cuerpo se paralizara, estaba en un aprieto.

—¡¿Que?! No, no.

Los nervios lo traicionan y se va del lugar dejando una frase común de cortesía, tenía que evitar esta conversación donde se expondría por completo.

Al día siguiente.

Joan estaba en el patio sentado con Nicolás.

—¿Como van las cosas con Camila?.

—No se ni dónde estoy parado, creo que no me considera si quiera su amigo, estoy lejos de decirle lo que siento.

—¿Porque quisiste acercarte a ella?.

—Nose, cuando la vi me pareció una chica muy linda, aunque no la conociera, pero cambio mi vista cuando la vi llorando sola, estaba destruida, fue como si esa mirada me pidiera ayuda o talvez me lo imaginé y lo usé de excusa.

Sé que ella gusta de ti, fuiste su primer amor, ¿como podría competir contra eso? Pero no quiero verla llorar de nuevo, ese día tuve una sensación rara.

Aun estoy lejos de donde quiero estar ¿Cómo están las cosas con Estefi? ¿Ella te gusta?.

—Nose, no puedo dejar de pensar en ella, se me hace difícil, me preocupo más de lo que debería, quiero verla sonreír.

—Ella te gusta, yo a Camila también quiero verla sonreír, ya sea conmigo o con alguien más, no importa yo solo quiero ver esa sonrisa.

—Parece que tienes razón.

—¿Enserio? ¿se lo vas a decir?.

—No se, es difícil que se lo diga.

—¿Porque?.

—Ella nunca tuvo novio, ni tampoco gustó de nadie, cómo podría aprovecharme de ella, capaz que solo me ve como su amigo, su primer amigo, no quiero arruinar eso.

—Tienes razón, deberías intentarlo almenos, quien sabe, talvez la hagas muy feliz.

El timbre suena y ellos obligados deciden entrar.

—Joan, estuve hablando con mi padrino y él tiene unas cabañas afuera de la ciudad, le pregunté si nos prestaba un departamento para pasar el fin de semana largo que se viene y me dijo que no hay ningún problema.

—Falta como dos meses para eso.

—Es mejor estar preparados, así que avisale a Estefi, vamos todos a pasar el fin de semana allá.

Ese día pasó desapercibido si no hubiera sido por esa noticia.

Alex M. Martínez.