La Última Melodía. Parte. – 1.

Llegan a la casa del tío de Nicolás, Estefanía vino todo el viaje durmiendo, ella estaba apoyada en el hombro de Joan, estaba realmente cansada, cuando deciden bajar él la despierta con unos suaves movimientos, ella resfriega sus ojos para que se acostumbren más rápido a la claridad.

Bajan y un aire frio los recibe, miran el cielo y se llevan una gran sorpresa al ver que estaba nublado, las nubes grises era la postal, la muralla que impedia que el sol llegara, les había jugado en contra el tiempo, no le dieron la importancia necesaria ya que se encontraban felices de pasar tiempo juntos.

Saludan educadamente al tío de Nicolás y van hacia adentro donde se acomodan, llenando así el ambiente con sus voces y risas, era un caos de palabras.

En la pieza de las chicas. Ellas estaban desempacando sus cosas y acomodando lo mas que se podia.

—¿Estefi, por que trajiste tanta cosas? ¿Tienes pensando quedarte a vivir?

—Chicas, es su oportunidad de confesarse, en estos días tienen que hacerlo.

Abril y Estefanía la observaban desentendida, cada una con una duda propia surgida por su oración.

—¿Confesar?.

—¿Chicas? Somos tres.

—Si, decirle lo que sientes a Joan y tu a Nicolás.

—¿Mi cuñada me esta dando aliento ?.

—Creo que serías mejor tu, qué Camila, yo sé que en verdad lo quieres, apesar de que él es todo un pervertido nato, igual lo aceptaste y me gusta que estés orgullosa de que no te de vergüenza decirlo, así que te deseo suerte.

Abril le responde con una sonrisa dándole las gracias.

En la pieza de los chicos, Nicolás estaba acostado y Joan se encontraba acomodando sus cosas.

—¿Que vas hacer? ¿Le dirás que te gusta?.

—No se, no me siento seguro de hacerlo, ella solo me ve como un amigo, un apoyo.

—Acuerdate lo que te dije, es mejor si te sacas ese peso solo, antes que salga por su cuenta.

—Tienes razón, pero si le digo y me rechaza las cosas van a cambiar, no van a ser lo mismo.

—Yo no creo que te rechace, tendrías que planearlo.

La conversación se ve interrumpida cuando escucha que su tío los llamaba, bajan para encontrarse todos en ese sitio.

—Bien, escuchen necesito que corten leña para esta noche así se pueden bañar con agua caliente. ¿Alguien sabe cocinar?.

—Yo.

Dice en voz alta Nicol, mostrando orgullo con una simple sonrisa.

—Sobrina, no sabes cocinar, no nos vamos a arriesgar a quedarnos intoxicados.

—Tio, yo ya se cocinar.

Su tío mira con cautela a Nicolás y él niega con la cabeza dicha afirmación , al ver su respuesta decide mantener su postura.

Mientras los chicos cortaban leñas las chicas preparaban el almuerzo.

Estefanía miraba por la ventana a Joan, miéntras ellas seguían en lo suyo.

—Deberías ser menos sospechosa al verlo, como yo, si no se puede dar cuenta que lo estás mirando, así pareces acosarlo.

—Tienes razón, gracias.

Los minutos pasaron rápidos para ellas mientras que para Nicolás y Joan era lento, por más que hablaban todo el tiempo sintieron que fueron horas cortando madera, su sufrimiento se acaba cuando escuchan la voz de Karen que los invitaba a comer, sin llegar a darse tiempo de pensarlo entran.

Mientras se acercaban a la mesa, el aroma se incrementaba y les abría más el apetito, toman asiento y se sirven.

Llega su tío y les imita sin darse cuenta y toma asiento, Nicolás y su tío prueban y quedan perplejos al sentir ese sabor, tragan obligadamente la comida, estaba con demasiada sal y un gusto raro, Joan se ríe y piensa que no puede estar tan mal, repite la rutina y queda con la misma sensación.

—¿Lo hiciste tu no sobrina?.

—¿Si, por que? ¿Está rico, verdad?.

—No sabes cocinar Nicol.

—¿Y tu si Nicolás?.

—Tranquilos, ella quiso hacerlo aparte para que vieran lo bien que cocinaba, no creo que este ta...-

Karen trataba de aliviar la situación y resguardar el orgullo de su amiga que estaba corriendo peligro debido a las acusaciones de su hermano y tío.

Nicolás le mete una cucharada en la boca y su piel se eriza al saborearlo, ella no aguantó el intenso sabor y lo traga a grandes fuerzas, no quería ser parte de su derrumbe emocional.

—¡Karen! ¿Tan mal está mi comida? Bien, no me importa, lo voy a comer yo sola.

Ella toma la hoya y se sienta en la mesa, comienza a comer y su cara lo decía todo, no le gustaba para nada, pero el orgullo intentaba cambiarle el sabor.

—Hay hermanita, vas a terminar sola, pobre de quién se case contigo.

Karen posa otra bandeja de comida, su color era totalmente distinto, el olor aún más fuerte, el vapor le deba una escena decilisiosa, sin pensarlo se sirven y comienzan a comer, era tan disto el sabor que le abría aún más el apetito, Karen sirve en un plato diferente y lo pone al lado de Nicol.

—Come, no seas tan orgullosa.

—No estaba tan mal, no te preocupes.

Abril observaba a Nicolás mientras comía, algo había llamado su atención, con esa idea de engañaba porque no podía quitarle la mirada.

—¿Esta rico? Yo también ayudé.

—¿Enserio? Está delicioso.

—Yo también ayudé , puse el agua en la hoya y le eche sal.

—Me alegro por ti Estefanía.

Luego de comer salen afuera a divertirse con una pelota, todos juegan y llegan a distraerse, despejan sus mentes, las risas hacían melodías mezclándose con el sonido ambiental.

Después que sus cuerpos se agotaron se sientan a merendar libres de palabras, todos tenían un tema de conversación , rellenanban el silencio con carcajadas.

Alex M. Martínez.