Joan se encontraba acomodando sus cosas para irse de viaje cuando entra su madre.
—¿Necesitas ayuda hijo?.
—No, no te preocupes.
—Si no querés ir no vayas, no te sientas obligado.
—Si quiero ir.
—Si quierés puedo llevarte, solo nosotros dos, ¿Que te parece?.
—Me gusta la idea, podíamos planearlo para otra ocasión.
—No quiero que te vayas, ¿ si te pasa algo?. ¿Si te enfermas?. ¿Si te golpeas?. ¿Yo qué hago sin ti?.
—Nada, no me pasará nada.
Deja lo que estaba haciendo para dirigirse a ella.
—Algun día me ire de esta casa y tendre la mía, haré una familia, tendrás nietos y amaré a otra persona, pero siempre serás mi primer amor.
Mientras dice estas palabras acorta su distancia para abrazarla y así trasmitirle lo agradecido que se sentía con ella por nunca dejarlo y cuidarlo tanto como solo una madre sabe hacer.
Ese momento tan conmovedor se ve interrumpido cuando su teléfono suena, lo saca y atiende, era Nicolás que le pedía que se vieran en este momento, su tono de voz era neutro, estaba apagada, él sabía perfecto lo que había pasado y sin pensarlo dos veces corre hacía el lugar que él le indicó.
Al llegar se encuentra con Nicolas que estaba sentado en el suelo con la mirada agachada.
—Llegaste rápido.
Él levanta la mirada solo para que Joan se de cuenta que lloro, ojos hinchados y rojos eran la prueba de aquella batalla perdida.
—Se lo dijiste.
—Si, me costó, pero me saque este peso de encima.
—No hace falta que me digas que te respondió, solo con mirarte me doy cuenta.
Nicolas se rie contagiando tambien a Joan.
—¿Me veo tan patetico?.
—Para nada, son marcas de lo valiente que fuiste, no cualquiera se le confiesa a una chica y más sabiendo que la repuesta era un no.
—Me trate de convecer de que ella me diría que si, pero en el fondo me sentía estupido porque sabía que iba a ser rechazado, igual lo intente.
—Perdon fue por mi cul...-
—¡NO! No digas esas estupideces.
—Pero si yo no hubiera aparecido...
—¡CALLATE! Si no hubieras aparecido yo hoy estaría aqui llorando solo y no desahogandome con mi mejor amigo, si ella me rechazó fue porque no soy lo suficiente para ella, yo te quiero, esto no tiene nada que ver con lo que me pasó, no te vuelvas a disculpar, además si no hubieras aparecido Estefanía estaría sola, Nicol no hubiera tenido el lujo de conocerla, ni tampoco Karen y Abril, yo te admiro Joan, por que no te importa lo que digan de ti, seguiste tus propios principios.
—Yo te admiro amigo, te animaste a confesarte.
—¿Que querés decir?.
—Creo que me gusta Estefanía.
La emoción de escuchar esa noticia lo invade y lo abraza tirándolo al suelo, su humor cambio con la simple noticia de escuchar que su amigo le gustaba alguien.
—Yo sabía que ella te gustaba.
Golpeaba a Joan en el hombro mientras se reia, era un fiel reflejo de su alto nivel de felicidad.
—Si, creo que sí.
—¿Te vas a confesar, no?.
—No se, no quiero arruinar la amistad que tengo con ella.
—Si no se lo dices tu, se te va a terminar escapando, va a llegar un momento donde no lo soportes más y solo va salir, ese momento puede ser tarde o que hagas las cosas mal.
—Tienes razón, tengo que pensar una forma de secarme este peso de encima.
—Es mejor que lo hagas, yo puedo decirte que no debes hacer.
Nicolás lo vuelve a abrazar con fuerza.
—Me pone tan feliz.
—Gracias.
Joel le pega en el pecho demostrando lo orgulloso que estaba por ser su amigo.
Llegó el día que tanto habían esperado, el fin de semana largo donde estarían juntos los seis, para Estefanía seria su primera salida con amigos, estaba nerviosa y emocionada a la vez.
Joan se estaba despidiendo de su madre que tenía ganas de llorar por ver cómo su hijo se iba de viaje con su amigos, los celos la invadían por completo, pero se alentaba al ver lo emocionado que se encontraba su hijo, era un precio que tenía que pagar para poder disfrutar de esa sonrisa tan libre que sacaba toda su alegría que llevaba dentro.
Comienza su caminata hacia la casa de Estefanía, quería que se viniera con él, para que no le pasara nada, era sus emociones jugando con él, al llegar lo atiende Lorena, lo hace pasar con su amabilidad, le ofrece algo para tomar.
—Joan, gracias por invitarla.
—No, yo no la invite, fue Nicolás, su amigo.
—¿Cuídala, si? Por favor, ella es sensible.
—No se preocupe.
—Y déjame de hablarme así, puedes tutiarme, no soy tan vieja.
—Perdon, es la costumbre.
—¿Que, tengo cara de vieja?.
—No, para nada.
—Bien, eso espero, Joan voy a necesitar tu número de teléfono por si llega a pasar algo o ella no me conteste.
—Si, no hay problema.
Él le pasa su número mientras estaba consentrado no se dio cuenta que bajaba Estefanía, ella estaba vestida de una forma tan cambiada, su imagen era totalmente diferente, estaba con un vestido blanco que tenia flores azules y un gorro de paja, estaba demasiado linda, tal vez otra vez las emociones de Joan le estaban jugando una mala pasada de nuevo, pero era inevitable sentirse emocionado, nunca la había visto de esta manera , estaba acostumbrado a otra imagen.
—¿Podrías dejar de mirar a mi hermana? Y prestar atencion que el numero qué me diste este bien
—¿Que? Perdón.
—Solo te estoy molestando, mi hermana es hermosa y me agradas como cuñado.
Esas palabras hacen que él se incomode por fuera y se emocioné por dentro, tenía la aprobación de su hermana, algo que veía bastante difícil, esto hacia que su valentia aumente.
Joan nota que Estefanía tenía el brazo vendado.
—¿Que te paso?.
—Nada, solo me caí, no es tan grave.
—¿Pero te duele?.
—Si, pero no importa, no iba a perderme el viaje.
Tenía esa sonrisa del primer día que la vio bajo esa llovizna molesta, el aroma a perfume lo invadía, solo sonrie para dejar salir apenas sus emociones que estallaban por dentro, la observaba con ternura, por estas razones las dudas que él tenía sobre sus sentimientos desaparecieron, se respondían solas.
Ambos comienzan a caminar hacia el colegio donde Abril y Karen los estaría esperando, el viaje que habían estado planeando durante dos meses estaba a punto de comenzar, todos se sentían llenos de vida, libres, era un momento para acercarse más entre ellos y fortalecer ese vínculo que cada uno se fue ganando, oportunidades que tenían que aprovechar para sacarse lo que ocultaban, dejar florecer esos sentimientos escondidos que los ahogaban, era una oportunidad que tenían que aprovechar ya que las escena se prestaba para semejante momento deseado.
Alex M. Martínez.