La Última Melodía. Parte. – 6.

Al entrar la ve caminando en la corniza, iba y venia, esa cancion resonaba en toda la habitacion, se sentía tan surealista, no podia creer lo que estaba viendo, dice el nombre de ella en voz baja, estaba en automático, era su corazon el que habalaba, termina gritando su nombre rápidamente y pasa con la misma fuerza que había pateado esa puerta vieja.

Al entrar unos estantes caen y se apresura para que no cayeran encima suyo, pero le terminan aplastando el pie, el dolor era inmenso que no aguantó y grito para aliviarse, ella intenta bajarse rápido para ayudarlo, pero la desesperación le jugo en contra haciendo que pise mal y caiga hacia afuera del edificio.

Joan queda perplejo ante esa situación, era como si el dolor mágicamente desapareciera para darle aún más sufrimiento con esa imagen, no podía creer lo que había visto, su corazón empieza a gritar, mientras su mente se lo llevaba, estaba en una pesadilla, todo era irreal.

—¿Joan, estás bien?.

Estefanía le grita mientras a grandes fuerzas se toma con una sola mano de la baranda para no caer al vacío, esas palabras fueron como un golpe eléctrico que lo volvió a la vida, volvia a respirar, su corazón vuelve a bombear a grandes fuerzas.

—¡¡¡No te sueltes!!!.

Comienza a luchar contra el dolor y la desesperación de quedarse sin tiempo, apretaba sus dientes y hacia fuerza para poder sacarse el estante que tenía como prisionero su pie, estaba roto por su postura, debió al terrible dolor que sentía no podía hacer la fuerza necesaria.

Estefanía se encontraba colgada, solo se agarraba con una sola mano, no quería caerse y dejarlo en ese estado, intentaba subir, pero eso le quitaba más fuerza para sostenerse, comienza a mirar el suelo como si se preparara para caerse, ella sentía que no podía sostenerse más, cierra sus ojos y con la últimas fuerzas grita el nombre de Joan, escucha un ruido de chapa, él la toma del brazo antes que se alejara de su alcance, estaba con medio cuerpo por fuera del edificio, su único apoyo era su pie izquierdo que apenas llegaba apoyarlo en el suelo.

—No te voy a dejar escapar tan fácil idiota.

Intentaba sonreír para esconder el dolor que le provocaba el pie roto, estaba lleno de sudor debido a la inmensa fuerza que tuvo que usar para sacar su pierna fuera del estante.

Comienza a inclinar su cuerpo hacia adentro trayendola con él, intentó subirla con los dos brazos, pero la gravedad se negó ante su esfuerzo y volvió a la misma postura golpeado su pecho contra la baranda, se había raspado todo el tórax.

Intento varias veces subirla con su brazo derecho, pero no podía, estaba lastimado debido a la fricción contra pared.

Viendo que se estaba cansado grita por ayuda, varias veces, un grupo de chicos que pasaban por el lugar lo vieron y de inmediato entendieron la situación y corrieron a su ayuda, al encontrar la habitación intentan entrar, pero el estante había trabado la puerta, comienzan a empujarla, pero no había caso, no se podía, en unos cuantos segundos había más gente.

—¿Por que? ¿Por que quieres irte? No sabes la falta que me haces, yo también llegue a pensar en quitarme la vida, mi verdadero padre no quiso aceptarme, la persona que admiré se fue, no tenía amigos, mis familiares no me aceptaban, creí que era la salida más rápida y menos agotadora, pero después pensé en mi madre, la mataría en vida si lo hacía.

Aguanta sus lágrimas para darle fuerzas.

—Estefi piensa cómo se sentiría Nicolás, Nicol, Abril y Karen si te llegarás a ir, ellos te aman, te aprecian, eres amiga de ellos, Lorena estaría destrozada.

Sé que tú pasado fue horrible, sufriste mucho, lloraste demasiado, pero ahora ries, eres feliz, tu vida cambió, no estas sola, nunca volverás a estarlo, no hace falta que te aferres al pasado, yo prometo quedarme a tu lado para siempre y hacerte feliz, nunca, jamás voy a hacerte daño, si ya no quieres caminar te llevaré alzando hasta que puedas volver a usar tus pies, no vas a llevar todo el peso sola, aún tienes mil cosas por vivir, mil emociones por descubrir, quiero descubrirlo contigo, quiero vivirlo contigo, no quiero que te vayas, quiero que juntos lleguemos hasta la orilla.

Estefanía comienza a llorar por las palabras tan conmovedoras, el sentimiento que tenía había desaparecido sin que ella se diera cuenta, se sentía culpable al ver el rostro de Joan luchando para que ella no callera, ella quería usar su brazo, pero estaba muy lastimado, no podía por más empeño que le daba.

Joan comenzaba a sentirse frustrado, ya no le quedaban fuerzas, se estaba cansado, era obvio, su cuerpo no podía soportarlo, comenzaba a sentir un cosquilleo en el brazo, en señal que se le estaba acalambrando, los raspones que tenía en el cuerpo le ardían, el dolor en el pie era insoportable, se alentaba con ver la mirada de Estefanía, de ahí sacaba una fuerza inexistente.

Los chicos que intentaban ayudar no podían abrir la puerta, el tiempo se les acababa, comienza a perder fuerzas, se le resbalaba de la mano, no podía usar la otra ya que con esa se sostenía, solo podía ayudarse con su pie izquierdo, su peso empezaba a inclinarse hacia afuera, por más dolor que sentía trataba de volverla adentro, bloqueaba esa sensación, ya no podía sostenerla.

En un acto de desesperación apoya su pie roto en el suelo y comienza a presionar, el dolor era indescriptible, pero eso lo ayudó a que comenzará a acercarse, pero aún estaba inclinado, uso toda sus fuerzas, el brazo se raspaba con la orilla agrietada, se teñía de un color rojo, no le importaba nada, si ese es el precio que había que pagar para que ella se quede lo haría mil veces, no soportaba la idea que ella callera, maldecida su mente por esto.

Comienza a ver la posibilidad de salvarla, se alentaba en su mente, ya faltaba poco, ella no desaparecería de su vida, seguirían creando recuerdos inolvidables, crecerán juntos, aprenderán, todas esas ideas llegaban a su mente, pero ese sueño se convierte en pesadilla al escuchar el sonido de un hueso y ella cae al vacío, su brazo con la que lo sostenía se había dislocado y en un acto de reflejo, por culpa del dolor la soltó.

No podía creer lo que estaba viendo, el tiempo se frenaba en su mente, solo veía la mirada de ella, se esconde detrás de la baranda y comienza a taparse los oídos para no escuchar esas palabras tan comunes cuando llamaban una ambulancia, los gritos desesperados de la gente al verla tendida en el suelo le partían el alma.

Joan no podía creer lo que estaba pasando, no era lo suficientemente fuerte para salvarla, era muy dificil que lo lograra, pero lo intentó igual, no quería perderla, hizo todo lo posible, pero a la realidad no le bastó y a sangre fría hizo lo que tenía que pasar, ella cayó, el corazón de Joan era un caos, comenzaba a volverse loco, le costaba muchísimo respirar, se estaba sofocando, la culpa lo invadía por completo y no lo dejaba en paz, se torturaba con ideas.

Ya no la volvería a verla, ya no la ayudaría, nunca volverá a escuchar esa melodía que tanto lo conmovió, ya no podrá decirle lo que estuvo aguantando su corazón, se sentía vacío y solo, el dolor de las heridas desapareció para darle lugar a uno más grande que no lo dejaría en paz, que jamás desaparecería, ni si quiera pudo decirle adiós, una escena que conmovió a toda la gente que estaba presente por la valentía y el esfuerzo que pusó para intentar salvar a su amiga, por más que haya fracasado lo miraban como un héroe, a él no le importaba nada, solo quería saltar al vacío con ella.

¿Fin...?.

Alex M. Martínez.