11- Huida de Loguetown

11- Huida de Loguetown

—Tú estabas con esa hermosa señorita, ¿cierto? ¡Qué envidia! Digo… ¡Apártate! Tengo que buscar a mi capitán —dijo Sanji, mirando con molestia a Zoro. No sabía por qué, pero cuanto más lo veía, más se irritaba, sobre todo al saber que podía seguir a una dama tan hermosa como Kara, aunque no la conocía. Según Luffy, era su hermana mayor.

—Entonces, ¿qué tal si me vences primero? —dijo Zoro con una sonrisa mientras sacaba dos espadas—. Entonces te dejaré ir.

—Tsk. Entonces que así sea —respondió Sanji, lanzándose hacia Zoro con una patada dirigida a su rostro.

Zoro esquivó fácilmente el ataque y, en un rápido movimiento, golpeó el rostro de Sanji con el mango de su espada.

El impacto lo hizo volar varios metros atrás, mientras su nariz empezaba a sangrar. Sin embargo, Sanji se estabilizó en el aire y cayó de pie, agachado.

—Rayos… —murmuró, tocándose la nariz y viendo la sangre que caía—. Voy a ponerme más serio entonces.

Dio un salto en el aire, giró varias veces y descendió con una patada hacha directo a la cabeza de Zoro.

Zoro levantó sus espadas y se cubrió del ataque, usando la fuerza de sus brazos para empujarlo hacia arriba.

Aprovechando que Sanji estaba en el aire, Zoro se adelantó y volvió a golpearle la cara con el mango de su espada.

—¡Aah! ¡Maldito cabeza de algas! —gritó Sanji furioso, cayendo nuevamente al suelo con dolor en la nariz.

Así continuó su pelea por un rato, con Zoro golpeando el rostro de Sanji con el mango de su espada en cada contraataque.

—¿No ibas a ponerte serio? —dijo Zoro en tono burlón, viendo a Sanji arrodillado en el suelo, tocándose la cara adolorida.

Eso solo provocó que Sanji se levantara nuevamente, cada vez más furioso, atacando sin parar mientras gritaba:

—¡Maldito!

Mientras tanto, Tashigi había perdido de vista a Zoro, así que corría por las calles, mirando a los lados por si lo encontraba.

—¡Rápido, capitán Luffy, tenemos que ir al barco! —dijo Gin, siguiendo a Luffy.

—¡Ustedes, deténganse! ¡Están arrestados! —exclamó Tashigi, colocándose frente a Luffy y Gin.

—Capitán Luffy, déjeme a mí —dijo Gin, tomando sus dos tonfas con esferas en la punta y adoptando una postura de combate—. Lo siento, señora, pero tenemos que irnos.

Acto seguido, se lanzó con ambas tonfas hacia Tashigi.

Ella reaccionó de inmediato, desenfundando su espada, esquivando el ataque y golpeando la nuca de Gin con el mango de su arma, intentando dejarlo inconsciente.

Pero Gin bajó la cabeza rápidamente y retrocedió.

Miró a Tashigi con cierta sorpresa. Ese golpe casi le había alcanzado.

Sin perder tiempo, volvió a atacar con una de sus tonfas, pero Tashigi esquivó el golpe con un movimiento lateral y contraatacó con un corte ascendente, obligando a Gin a protegerse con su arma.

—Tsk. Esto será más complicado de lo que creía —dijo Gin, mirando con seriedad a la mujer frente a él.

Decidió atacar con mayor determinación para dejarla inconsciente y poder escapar antes de encontrarse con Smoker.

Tashigi esquivó el ataque mientras se movía hacia él. Gin, en respuesta, lanzó una ráfaga de golpes rápidos.

Aunque Tashigi todavía no dominaba por completo el Haki de Observación, su entrenamiento con Kara había mejorado sus reflejos de forma exagerada, permitiéndole esquivar fácilmente todos los ataques. Sabía que, si uno solo de esos golpes la alcanzaba, quedaría fuera de combate.

El problema era que Gin también tenía buenos reflejos, y además Luffy estaba parado a un lado, lo que la obligaba a mantenerlo en su campo de visión.

Ambos estaban en un punto muerto: Tashigi no podía cortar a Gin, y Gin no lograba golpearla.

Sin embargo, la diferencia de resistencia se hizo evidente con el tiempo. Tashigi comenzó a perder velocidad rápidamente, lo que permitió que Gin lograra conectar un golpe que la lanzó varios metros atrás.

Aunque se defendió con su espada, sintió el impacto y cayó de rodillas.

Sin perder más tiempo, Gin corrió con Luffy para escapar.

—Suspiro… Parece que necesito seguir entrenando —dijo Tashigi, levantándose del suelo, ajustando su respiración y masajeándose las manos.

Ya no tenía la idea tonta de que, por ser mujer, era más débil que los hombres. Ahora sabía que, si quería alcanzar a los mejores, tenía que esforzarse como se debe. Y si los hombres eran más fuertes, ella simplemente tenía que entrenar más para superarlos.

Mientras tanto, Luffy y Gin, en su escape, se encontraron con Smoker, quien los detuvo fácilmente.

No pudieron defenderse. No podían golpear el humo.

Y cuando Smoker estaba a punto de noquear a Luffy, apareció Dragón para impedirlo, al mismo tiempo que una gran ventisca ayudó a todos los Sombrero de Paja a acercarse a su barco.

Incluso Sanji, con el rostro lleno de sangre e hirviendo de rabia, obedeció la orden de Luffy de subir de inmediato y marcharse.

—¡Maldito cabeza de algas, me las pagarás! —gruñó Sanji mientras usaba un pañuelo para limpiarse el rostro magullado e hinchado.

Mientras tanto, ya a bordo, Gin no podía dejar de pensar en lo ocurrido.

—Yo… fui vencido fácilmente —dijo, deprimido, al recordar que no pudo hacer nada contra Smoker y que había quedado igualado con la mujer marine.

—¡No es tiempo de lamentos! ¡Aprovechemos que tenemos el viento a nuestro favor! —gritó Nami mientras daba órdenes para controlar el barco.

—¡Sí! —respondieron todos, tomando sus posiciones.

Mientras tanto, en otro punto de la ciudad, Zoro chasqueó la lengua.

—Tsk. Cejas de remolino se escapó… —murmuró mientras se daba la vuelta para volver a la base.

—¡Ah, Zoro! ¿Estabas aquí? ¿Dónde te metiste? —preguntó Tashigi al verlo.

—Golpeando a un pervertido —respondió Zoro con tranquilidad.

—¿Un pervertido?... No importa, volvamos. El señor Smoker dijo que iremos con ustedes en su buque —dijo Tashigi rápidamente—. Por cierto, ¿dónde está la señora Kara?

—Aquí estoy —respondió Kara, cayendo del cielo con una expresión molesta.

—¿Por qué no tienes camisa? —preguntó Tashigi al notar que Kara llevaba un corpiño bikini negro, mostrando su figura sin demasiada preocupación.

Eso también dejó ver un tatuaje o insignia negra en su abdomen, del lado izquierdo. el cual no reconoció.

—Unos tramposos la ensuciaron —dijo Kara mientras sacaba una camisa nueva de quién sabe dónde y comenzaba a ponérsela tranquilamente. Después de todo, tenía un bikini debajo, y su hermana solía pasearse así en el pasado. Para ella, era poca cosa comparado con otras locas… y la rubia exhibicionista.

—Bien, volvamos antes de que Smoker empiece a molestar por nuestra tardanza —dijo Kara, liderando el camino hacia el muelle.

Allí los esperaba el buque que usarían Zoro y Kara para volver a Marineford. Ya estaba preparado para partir.

—Sí —asintió Tashigi, siguiéndolos junto con Zoro.

Mientras tanto, en un buque que se alejaba rápidamente de Loguetown sin ser detectado…

—Maldición… esa mujer es un monstruo —murmuró Belo Betty, tirada en el suelo del barco, respirando con dificultad.

A su alrededor, sus compañeros estaban en diversas condiciones, algunos con más daño que otros. Para ser sinceros, solo ella y Koala estaban relativamente bien, ya que no habían recibido demasiados golpes.

Pero Sabo tenía la cabeza completamente hinchada y deformada, mientras que Hack estaba inconsciente.

—¡Mi brazo! ¡Mi brazo! —gritó Karasu mientras intentaba regenerarlo con su habilidad.

—Tranquilo, es su habilidad, es solo temporal —dijo Sabo para calmarlo—. Cuando peleó contra Akainu, le hizo lo mismo.

Karasu no podía regenerar su brazo.

—Se estuvo divirtiendo con nosotros todo el tiempo… —continuó Sabo con una sonrisa irónica—. Por suerte, no nos enfrentamos a ella en su momento más violento.

Dijo esto último con un dejo de tristeza en la voz, como recordando algo.

—¿Estás hablando de la masacre de Willhill? —preguntó Belo Betty mientras encendía un cigarrillo.

—¿Qué es eso? —preguntó Koala, intrigada.

—Fue una de las destrucciones más violentas e inesperadas provocadas por la furia de Kara —respondió una voz inesperada.

Todos voltearon y vieron a Dragón de pie entre ellos.

—¡Señor Dragón! —saludaron rápidamente.

—¿Destrucción? Pero no parecía una mala persona… —dijo Koala, algo confundida.

—No lo es —negó Dragón—. Ningún inocente fue herido ese día. Todos los que murieron eran culpables.

Hizo una pausa antes de continuar:

—También fue el día en que su nombre empezó a ser temido entre sus propios compañeros.

—¿Sus propios compañeros? —preguntó Koala.

—Sí. Una base naval, así como toda una isla, fueron reducidas a polvo. Lo único que quedó cuando llegaron los marines fue una llanura… y en el centro de ella, Kara, sentada en el suelo con el cuerpo completamente cubierto de polvo. A sus pies, las pruebas de lo que había sucedido en ese lugar —dijo Dragón, recordando la escena.

—¿Pruebas? —preguntó Belo Betty, interesada. Aunque sabía más o menos lo que había pasado, nunca había escuchado la historia completa.

—Yo no quiero que Kara vuelva a ser así —dijo Sabo, con el rostro sombrío—. Cada vez que venía a visitarnos, era como si sufriera. Solo tenía ira y soledad. Como sus hermanos menores, nos destrozaba el corazón verla así.

Aunque nunca mostraba su lado violento frente a ellos, podían sentir cómo casi era devorada por ello.

—¿Puedo saber qué pasó? —preguntó Koala.

—Continuará…

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