10- Forjando el Instinto

10- Forjando el Instinto

Durante una semana, tanto Zoro como Tashigi entraron en un entrenamiento infernal. Luego de golpearse el uno al otro, Kara los llevaba a un lugar vacío y los empezaba a perseguir mientras destrozaba todo a su paso.

—No, así no. Esquivar solo por reflejos no sirve. Tienes que sentir que estás a punto de ser convertido en cubos de carne —dijo Kara mientras usaba Crush Magic contra Zoro y Tashigi, quienes estaban sudados y sucios de tanto rodar por el suelo para esquivar sus ataques.

—¡Esto es una locura! ¿Acaso quieres matarnos? —gritó Zoro al ver todos los escombros a su alrededor, producto de la magia de Kara.

—Qué ruidoso —dijo Kara, apareciendo frente a él y usando Crush Magic, cortándolo en pedazos.

—¡Aaaah! ¡Qué cruel… lo mataste! —gritó Tashigi, asustada.

—Nah, mira bien —dijo Kara, señalando el suelo, donde los cubos de Zoro se transformaron en pequeños mini Zoros que se miraban entre sí, sorprendidos.

—Si hubiera atacado con ganas de matar, estarían muertos el primer día —dijo tranquilamente—. Por si no se dieron cuenta, fui aumentando el nivel cada día. Así que supongo que por ahora podemos dar por terminado este entrenamiento —añadió Kara con una sonrisa.

—¡Oye, devuélveme a la normalidad! —gritaron los pequeños Zoros.

—¡Sí!

—¡Maldita!

Los mini Zoros corrían por todos lados hasta que Kara revirtió su magia. Zoro volvió a su cuerpo normal y se miró las manos, asegurándose de que todo estuviera en su lugar.

—Bien, para su graduación de este campo de entrenamiento, párense frente a mí —dijo Kara con una sonrisa.

Tanto Tashigi como Zoro obedecieron y se colocaron frente a ella.

—No mueran —dijo de repente, poniéndose seria y liberando su aura asesina junto con su poder mágico. Ambos quedaron completamente congelados, incapaces de moverse, temblando de miedo.

De pronto, levantó ambas manos frente a sus rostros y dijo:

—Esta vez no será de entrenamiento, sino de destrucción. Si no se mueven, morirán.

Entonces, rejillas de energía comenzaron a formarse en el aire frente a sus manos y, lentamente, las lanzó contra sus caras.

Ambos, al ver cómo las rejillas se acercaban, sintieron el peligro inminente y se esforzaron con todas sus fuerzas para moverse. Aunque el ataque técnicamente duró menos de un segundo, para ellos fue como una eternidad.

Justo antes de ser alcanzados, ambos lograron saltar hacia un lado, cayendo al suelo, empapados en sudor y aún temblando.

Al darse la vuelta, vieron cómo todo detrás de ellos se desintegraba: escombros, piedras… incluso la mesa que Kara usaba para comer.

Ahora, todo era una llanura cubierta de polvo.

—Bien, lo lograron. Apenas tocaron la entrada del haki de observación. Qué buena maestra soy —dijo Kara alegremente, marchándose sin siquiera mirar a los atónitos Zoro y Tashigi.

Mientras caminaba, vio a Smoker, quien había estado observando el entrenamiento.

—¿Qué hubiera pasado si no lo esquivaban? —preguntó seriamente, con una mueca molesta en el rostro.

—Morían —respondió Kara con naturalidad. Al ver la expresión de Smoker, soltó una risa—. Pfff, fue la misma habilidad que usé en Zoro, solo les mentí. Y soy la mejor en haki de observación de la Marina. Incluso puedo ver varios segundos en el futuro, no estarían en peligro —dijo, cruzando a Smoker mientras se iba tarareando.

Suspiro… Psicópata —murmuró Smoker. Sabía que Kara no dañaría inocentes aunque su vida dependiera de ello, por eso había permitido que Tashigi entrenara con ella. Pero a veces, su imprevisibilidad era preocupante.

—Señor, llegó un cartel de búsqueda algo extraño —dijo un soldado, entregándole un cartel de recompensa.

—¿Diez beris? —dijo Smoker, extrañado al ver el cartel. En él se veía la imagen de un alegre chico con un sombrero de paja.

Kara también vio el mismo cartel cuando cayó de una gaviota.

—¡Jajaja! Espero que te guste mi regalo, hermanito —dijo, riéndose del ridículo precio que le habían puesto a Luffy.

Mientras tanto, en un barco con forma de cabra, se escuchó un grito de lamento seguido de carcajadas.

—¡¿Por qué solo diez?! —lloró Luffy, arrodillado en el suelo mientras miraba su cartel de recompensa.

—¡Jajajaja! Incluso una bolsa de manzanas vale más —dijo Sanji, riendo mientras se sostenía el estómago.

—Tal vez si lo entregamos a la Marina, nosotros tengamos que pagarles —dijo Usopp, burlándose.

—¡¿Qué dijeron, malditos?! —gritó Luffy, abalanzándose sobre Usopp y Sanji.

—¡Basta, ustedes dos! ¡Estamos a punto de llegar a Loguetown, compórtense! —gritó Nami, furiosa por el escándalo.

Mientras tanto, en una esquina, Gin estaba sumido en sus pensamientos.

—¿Habrá sido culpa de esa mujer…? —murmuró, y luego tembló al recordarla.

Mientras Tanto unas horas después en LogueTown…

—Ya llegó el mensaje de tu ascenso. Ahora podemos hacer que el sastre te haga ropa nueva —dijo Kara, apareciendo frente a Zoro, quien estaba entrenando con pesas en el campo de entrenamiento.

Tashigi, por su parte, estaba entrenando a los soldados no muy lejos, con Coby entre ellos. Después de hablar con Kara, Coby había decidido quedarse en Loguetown para entrenar, ya que ir a Grand Line sería demasiado peligroso para él.

Aunque Kara podría protegerlo, él no quería ser una carga para ellos, así que optó por quedarse y ascender en la Marina por sus propios méritos.

—Bien. Vamos —dijo Zoro, soltando las pesas.

—¿Tashigi, vienes? —preguntó Kara, gritando detrás de Zoro.

—¿Ah? Mmm, claro, de todas formas ya terminamos… Descansen —dijo Tashigi, liberando a los soldados del entrenamiento.

Luego de dar sus medidas, Zoro fue llevado a elegir el diseño de su nuevo uniforme. Después de un buen rato decidiendo, terminó eligiendo el diseño de la ropa que usaría después del timeskip, con la diferencia de que ahora tenía un pequeño logo de la Marina en el pecho.

—Bueno, si a él le gusta… —dijo Kara, encogiéndose de hombros—. Por lo menos tiene más estilo que su ropa anterior.

Por suerte para Zoro, el sastre ya tenía el uniforme prácticamente listo, ya que él y Kara, para adelantarse, habían hecho el pedido de tela y modelo con antelación. Solo quedaba coserlo a medida, lo que tardó media hora.

Mientras tanto, Kara se distrajo comprando golosinas en los alrededores, con Tashigi acompañándola.

Por cierto, Kara también había venido porque tenía que recoger su nueva capa. Había pasado todo este tiempo sin una, ya que la última la destruyó después de que se manchara un poco.

Cuando Zoro salió con su nuevo estilo, ahora lucía más elegante y orgulloso.

—Entonces… Ya pasó una semana. ¿Cuándo partimos a Grand Line? —preguntó Zoro, acercándose a Kara.

—Mmm… ¿Hoy? —respondió Kara, no muy segura, mientras sostenía una bolsa llena de bocadillos.

—Cierto, ya tiene que volver a Marineford —dijo Tashigi, un poco triste por la despedida, ya que se había encariñado bastante con ellos durante el entrenamiento.

—Ah, no me preocuparía tanto por la despedida, Tashigi —dijo Kara con una sonrisa enigmática.

—¿Qué quieres decir? —preguntó Tashigi, pero un soldado vino corriendo para dar un informe.

—¡Vicealmirante Kara! Un montón de piratas se han aglomerado en la zona de ejecución —informó el soldado, saludando rápidamente.

—Sí, sí, ya vam… —Antes de terminar de hablar, Kara sintió algo—. Mmm… Ustedes vayan adelante. Yo voy a encontrarme con un conocido. Por cierto, Zoro, a los seguidores de Luffy solo dales una paliza —dijo antes de saltar sobre un tejado y desaparecer.

Se movió a toda velocidad hasta llegar a una zona desierta.

—Hola, hermanito. Tanto tiempo —dijo Kara, dirigiéndose a Sabo, quien estaba parado junto a algunas personas que no recordaba.

—¿Son tus compañeros revolucionarios? —preguntó mientras apuntaba a un hombre con máscara, una mujer con ropa demasiado reveladora que sostenía una bandera, un hombre-pez vestido de karateka y una niña de cabello anaranjado y medianamente corto.

—Hola, Kara. Hace tiempo que no nos vemos —dijo Sabo, alegre de reencontrarse con su hermana mayor después de tanto tiempo, aunque aún temblaba un poco al verla y saber que tendría que luchar contra ella.

—Sí, sí, deja eso. Quiero ir a molestar a Luffy —respondió Kara, fastidiada pero también feliz de ver a Sabo—. Mmm… Ah, ya veo. Vino a despedir a su hijo menor… Ustedes vinieron a hacer tiempo, ¿verdad? —dijo, dándose cuenta de algo.

—Bueno, lo intentaremos. Después de todo, no queremos que destruyas todo Loguetown intentando atraparlo —dijo Sabo, sacando su pipa de metal mientras su cuerpo empezaba a arder en llamas.

Y sí, Sabo había comido la Mera Mera no Mi, la fruta que se suponía era para Ace. Mientras que a su otro hermano tonto, Kara le había conseguido una fruta aún mejor, luego de darle una paliza para que reconsiderara sus planes en el mar.

—Oye, yo no destruiría… Bueno, la gente iba a estar en peligro de todas maneras. Pero ya que estoy aburrida, veamos si descuidaste tu entrenamiento —dijo Kara, ajustándose los guantes con una sonrisa tan emocionada como violenta.

Al verla, Sabo y los demás se pusieron en guardia de inmediato.

Mientras tanto, en otro lugar, Zoro en algún momento se había separado de Tashigi y, como era de esperarse, se perdió. Caminaba tratando de encontrar el centro de la ciudad, pero con poca suerte, ya que seguía volviendo al mismo lugar de donde había comenzado.

—Rayos… —murmuró, deteniéndose mientras miraba el lugar conocido.

No muy lejos, vio a alguien correr en su dirección.

Era nada menos que Sanji.

—Mmm… Bueno, Kara dijo que les diera una paliza. Así que tú servirás —dijo Zoro al verlo acercarse.

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