9- Otra lección de kara

9- Otra lección de kara

—¿Entonces cuál es tu plan? —preguntó Smoker, tomando asiento para seguir trabajando, mientras Kara se sentaba tranquilamente en un sofá cercano.

—Ninguno, la verdad, solo quería salir para despejarme —dijo Kara, recostándose en el sofá con pereza.

—Sí, claro. El vicealmirante que es incluso más temido que Akainu solo quiere pasear —habló Smoker con burla al escuchar lo que decía Kara.

—Oye, no me compares con un asesino de civiles. Y prefiero ser temido a ser una paria. ¿De verdad reportaste a tus oficiales al mando sin pruebas? Si hubiera sido yo, encontraría pruebas fuertes para atraparlos antes de que pudieran buscar a sus patrocinadores —dijo Kara, haciendo un gesto con las manos como si fuera fácil—. Y ahora terminaste cuidando el mar más débil. Como el viejo suele venir a limpiar cada tanto, no quedan tantos piratas para obtener méritos y subir de rango, ¿verdad? Sobre todo ahora que atrapamos a los más caros en el camino —dijo mientras pelaba una paleta y se la metía en la boca. Después de todo, atrapó a Kuro, Don Krieg y varios piratas con recompensas de varios millones en el camino a Loguetown.

—Tsk… —Smoker simplemente chasqueó la lengua y siguió llenando papeles.

—Está bien, esta semana voy a ayudar al cabeza de algas y al rosadito a entrenar antes de entrar al Grand Line. ¿Quieres ser entrenado por esta genial yo? Todavía no puedes usar haki, ¿verdad? —preguntó Kara, levantándose con burla.

—No me interesa… —dijo Smoker, deteniéndose un segundo para pensar—. Pero puedes ayudarme a entrenar a Tashigi.

—Rechazar ser entrenado por uno de los más grandes genios de la Marina… qué tonto —dijo, burlándose.

—¡Ya vete de una vez! —gritó enojado Smoker, echando a Kara de su oficina.

Mientras caminaba, vio a Zoro y Tashigi acercarse por el pasillo.

—Oh, veo que fueron de compras —comentó Kara, mirando las dos nuevas espadas de Zoro—. ¿Una espada maldita? Qué asco, debe estar sucia con la sangre de tantas personas —dijo al ver la Sandai Kitetsu.

—Vicealmirante, no va a creer la locura que hizo… Perdón, ¿cómo te llamabas? —preguntó Tashigi, dándose cuenta con vergüenza de que nunca le había preguntado su nombre.

—Roronoa Zoro —respondió con una sonrisa.

—¡¿Tú eras Roronoa Zoro?! —preguntó Tashigi, sorprendida, y luego se dio cuenta de lo que había dicho sobre él en la tienda, comenzando a avergonzarse.

—¿Entonces qué hizo? —preguntó Kara, ayudando un poco a Tashigi.

—Ah, sí… El señor Zoro probó su suerte lanzando la espada y poniendo su brazo para ver si era cortado. ¿No cree que es una locura? —dijo rápidamente Tashigi, contándole lo sucedido—. Encima, cuando el tendero vio que no le pasó nada, le regaló la Yubashiri. Es sorprendente y una locura —continuó sin parar.

—Aunque habla mucho, ¿verdad? —susurró Kara a Zoro, quien asintió, ya que había tenido un viaje con ella a la tienda hace rato y no paró de hablar en todo el trayecto, sobre todo cuando se trataba de espadas.

—Bien, vamos a seguir con tu entrenamiento —dijo Kara cuando Tashigi terminó de hablar—. Tú también, niña. Smoker me rogó de rodillas que te enseñara —dijo, comenzando a caminar.

—¿Smoker? No le creo —dijo Tashigi, siguiéndolos.

—Por cierto, ¿dónde está Coby? —preguntó Kara, dándose cuenta de que faltaba alguien.

Zoro y Tashigi tampoco lo sabían.

Luego de caminar un rato, llegaron al patio de entrenamiento, el cual tenía muñecos de madera y pesas por todos lados. Allí vieron a Coby sentado a un lado, observando a los soldados entrenar.

—Oye, rosadito, ¿qué haces ahí? Ponte a entrenar con ellos. Y no olvides usar las pesas que te di —gritó Kara al ver a Coby sin hacer nada.

Este se paró rápidamente y se puso las pesas antes de unirse a los soldados para entrenar.

Después de todo, primero necesitaba aumentar su musculatura, fuerza y resistencia antes de empezar a entrenar cualquier estilo de lucha.

Luego, Kara se volteó para mirar a Tashigi y Zoro.

—Bien, primero vamos a ver el nivel de Tashigi. Zoro, enfréntate a ella —dijo Kara, parándose en el centro como árbitro.

—¿Ah? Tsk… Bien —dijo Zoro con molestia en su voz, pero de todas formas le hizo caso.

Zoro y Tashigi se enfrentaron, pero ella fue derrotada fácilmente por él, quien solo usó una espada.

Esto hizo enojar a Tashigi, ya que sentía que no la tomaba en serio.

—¿Qué? ¿Me estás despreciando? ¿Acaso es porque soy mujer? —dijo rápidamente, poniéndose a la defensiva.

Mientras que Zoro, al escuchar eso, se mostró visiblemente furioso. Y antes de que dijera algo que pudiera ofender a Tashigi, Kara intervino.

—Oye, eso no sirve en la Marina. Díselo al instructor Zephyr. También es una falta de respeto hacia las mujeres marines. Después de todo, frente a ti está la que se enfrentó a puñetazos con el cabeza de magma —dijo Kara con seriedad al escuchar las palabras de Tashigi.

—Y Zoro, en la Marina hay muchas mujeres que te derrotarían en un segundo, incluyéndome. Despreciarlas es malo. No, no —dijo, sacudiendo el dedo frente a Zoro y mirándolo como si fuera un gamberro.

—¡Yo nunca desprecié a una mujer! —gritó Zoro, enojado.

—E-es así. Lo siento si hice un comentario apresurado —dijo Tashigi rápidamente, disculpándose con Kara y Zoro. Después de todo, no era una excusa el que fuera débil—. ¿Pero de verdad hay muchas mujeres muy poderosas en la Marina? —preguntó rápidamente.

—¿Mmm? Claro, pero la mayoría está loca, tienes que tener cuidado. Por cierto, la psico... la vicealmirante Gion es candidata a almirante cuando uno de los tres tontos renuncie. También es una espadachina, así que tienes que seguir sus pasos. Los míos no, yo soy más poderosa que ella —dijo Kara, faltándole el respeto a los altos oficiales de la Marina como si nada, mientras levantaba el pecho con orgullo.

—¡Sí! —dijo Tashigi, emocionada.

—Bien, entonces. Como les falta estado físico para el haki de armadura, empecemos con el haki de observación —dijo Kara, poniéndose unos lentes de profesora y sacando una regla para golpearse la mano.

—¿Haki? ¿Qué es eso? —preguntó Tashigi rápidamente.

—Es cierto, lo nombraste varias veces durante el viaje, pero nunca explicaste qué era —dijo Zoro, concentrándose.

—Mmm. El haki es algo que todos poseen. Es como una energía vital que existe en todas partes. Hay tres tipos. Primero está el haki de observación, con el cual puedes sentir todo a tu alrededor: vida, movimientos e incluso emociones —explicó Kara pacientemente—. Les mostraré. Vengan a atacarme —dijo, mientras se vendaba los ojos.

—Bien —dijo Zoro sin preguntar y empezó a cortar a Kara. Ya fuera por la confianza que tenía en que no sería dañada o por las ganas de golpearla, cortó con rapidez, solo para que ella esquivara fácilmente.

Entonces, Zoro hizo varios cortes cada vez más rápidos y poderosos, pero Kara los esquivaba con movimientos suaves y tranquilos.

—Es como Ojo de Halcón… —dijo Zoro, dándose cuenta de la mínima distancia que Kara dejaba al esquivar su filo.

Luego, ambos se detuvieron y Kara se quitó la venda de los ojos.

—Luego está el haki de armadura. Este haki no solo endurece tu cuerpo incluso más que el acero, sino que también aumenta tu daño exponencialmente. Incluso puedes imbuirlo en tus armas y proyectiles si eres bueno… así —dijo, tomando una roca del suelo.

Acto seguido, la roca se tornó negra y, con un impulso de los dedos de Kara, salió disparada hacia una pared, dejando un hueco en ella. Cuando, obviamente, la roca tendría que haberse deshecho con el golpe.

—Eso es fabuloso —dijo Tashigi, mirando el hueco en el muro.

—Luego está el tercero, llamado haki del conquistador. Este sirve para intimidar. Puede desmayar a los débiles e incluso, en altos niveles, se puede usar para causar daño interno con tus ataques. Pero solo uno en varios millones nace con este haki —explicó Kara.

—¿Desmayar? ¿Es como lo que usaste en la aldea de los peces? —preguntó Zoro rápidamente.

—Ah. No, eso fue mi poder mágico. Solo yo puedo hacer eso aquí —dijo Kara, recordando—. Bueno, entonces sigamos con el entrenamiento. Ahora ustedes dos se turnarán en usar una venda mientras el otro usa un palo para golpearlo —dijo Kara con una sonrisa, mientras les entregaba ambos objetos.

—¿Aah? —dijeron ambos, mirando los objetos.

—No se preocupen, soy buena profesora en el haki de observación. Luego de tantos golpes, encontré un método. En solo un mes tendrán el embrión del haki de observación, el cual despertará mientras más peleas a muerte tengan —dijo Kara con una sonrisa que les dio escalofríos—. Pero tenemos una semana aquí, por lo que prioricemos mejorar sus sentidos por ahora.

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