—¡Ah! ¡Ayuda! ¡Han asesinado a alguien!
Amelia Bailey yacía en el suelo, agarrándose el pecho y gimiendo de dolor.
Solo entonces los demás reaccionaron, con rostros llenos de incredulidad.
Waylon Lewis, sin prestar atención a los demás, avanzó, se agachó y levantó a Esperanza Williams. Su rostro incomparablemente guapo estaba lleno de frialdad severa. Sus cejas se fruncieron instantáneamente al ver la mejilla roja de Esperanza, y el frío que emanaba de él se intensificó mil veces.
—Waylon... —Incluso Alitzel Williams, que estaba cerca, sintió un estremecimiento subconsciente en su corazón. Era la primera vez que sentía tal frío escalofriante de Waylon Lewis.
Todos los presentes temblaron levemente.
—¡Waylon Lewis! —Isaiah Lewis se oscureció de ira—. ¿Te has vuelto loco? ¡Ella es tu tía abuela!
Waylon Lewis miró a Isaiah, obligándolo a retroceder con la mera intensidad de la mirada. El frío abrumador que emanaba de él era sofocante.