El mediodía se alzaba en los barrios residenciales de Shinjuku. El sol golpeaba los techos de las casas, dando directamente en los paneles solares, los cuales, suministraban y recargaban de energía a unas baterías que se encontraban cerca de las antenas parabólicas de señal.
Por las calles, los vecinos se saludaban unos a los otros mientras hacían ejercicio, tareas de jardinera o simplemente tomaban el sol.
En los departamentos que estaban por el área y se intercalaban con las casas individuales, se podían apreciar personas en los balcones tendiendo ropa y tomando un poco de aire fresco para después volver a su limitado pero cómodo apartamento.
Al sur de esta zona, se encontraba un río de agua prístina y brillante, tanto así que reflejaba los rayos del sol. Alrededor de este río había personas trotando y paseando a sus perros, pájaros que iban al a las orillas para tomar agua.
En general, el día estaba precioso, había paz en todo el vecindario y todas las personas que viven ahí parecen estar felices con sus vidas.
Se podría decir que nada del barrio residencial de Shinjuku llamaba especialmente la atención como tal, pero era mentira.
Al oeste del barrio, encima de unas colinas vacías, una gran casa blanca como la cal sen erguía como una gran protuberancia.
De estructura pos-modernista y en su mayoría, de paredes de cristal, la casa emanaba un fino aire de limpieza y grandeza, no obstante a esto, los demás residentes consideraban está estructura un tanto siniestra.
Antes, en estás colinas, se construyó un frente de batalla durante la guerra de colonización de territorios que tuvo lugar en hace ya 200 años.
Por lo que, mucha gente, en un pasado ya muy lejano había muerto tanto en la base como en la cima de estas colinas, por lo que este lugar se consideraba casi maldito.
Si le preguntabas a uno de los lugareños, las únicas palabras que podían decirte al respecto eran los típicos comentarios que te dirían en una película de terror. Entre los mas resaltantes siempre estaba el tan cortante:
“No te acerques.”
Pero en realidad esto eran solamente rumores, simple y llanos rumores que surgieron de los fantasmas de unas personas que nos dejaron atrás ya hace mucho tiempo.
“En serio ¿Como se les ocurre hablar así de mi casa?”
Pensó un el joven de cabellos verdes mientras se plantaba nuevamente en la silla de su escritorio donde tenía su equipo holografico inteligente de ultima generación.
“Vamos viejo... Estamos en pleno año 2123 y la gente todavía sigue creyendo en gente muerta que se levanta de la tumba. Esto es una falta de respeto.”
El indignado joven se había pasado la tarde entera navegando por internet en busca de información y tendencias que le dieran mas temas de conversación.
Sin duda a este muchacho le encantaba hablar sobre ese tipos de cosas con sus amigos. Bueno, mas bien, no solo de ese “tipo”, también de moda, de videojuegos, curiosidades, ciencias, música, etc, etc...
En general, para todo lo que se pudiera usar la lengua, él estaba ahí.
“¡Espera! El maldito narrador hizo sonar mal mi descripción ¡Eso es difamación! ¡Te voy a demandar!”
Rectifico
Para todo lo que fueran charlas, él estaba ahí.
Este joven es...
“Kiryuu Tatsumi, 13 años de edad, pelo verde, ojos verdes, uso gafas, mido 1.65 y se puede decir que soy alguien muy versado.”
Exactamente. A Kiryuu Tatsumi se le podría describir como alguien que no tenía estudios, pero que en general, es muy inteligente.
A su corta edad sabía usar varios lenguajes informáticos, tenía conocimientos de diseño arquitectónico y también electrónica intermedia y encima de eso, era alguien muy curioso por muchos temas.
Lo único malo que tiene...
“Que pereza tener que levantarme a las 5 de la mañana para poder tener tiempo de hacer mi cosas antes de ir a la escuela...”
¡Exactamente, es un vago de mierda!
El joven Tatsumi, en ese momento soltó un sonoro estornudo.
“Siento que alguien esta hablando mal de mi...”
Una vez Tatsumi terminó de investigar, apagó el monitor de su equipo holografico de ultima generación (HE) y agito su muñeca para después mirar otra pantalla holografíca la cual marcaba la hora.
“Las 4:30 p.m. Es hora de ejercitarme.”
Tatsumi soltó un largo bostezo mientras estiraba sus extremidades superiores y después caminó hacia su armario, se quito sus pijamas de ositos-
“¡Oye! ¡No des detalles innecesarios!”
...Y luego se los cambió por unas ropas deportivas de poliéster, elásticas y cómodas para el movimiento del cuerpo.
Se acomodó sus gafas y luego buscó entre el reguero de zapatos, sus confiables y desgastadas zapatillas deportivas la cuales había usado mucho y muy fuerte. Suerte que estas eran de buena calidad.
Una vez Tatsumi estuvo listo, salió de su habitación y caminó por los largos pasillos de la casa hasta llegar a las escaleras, que conducían a la entrada del primer piso.
Desde ese punto, tenía una vista de todo el barrio residencial y a la lejanía, se podía ver los gigantes edificios del sector Comercial-Corporativo, el cual era tan denso y extenso, que desde el punto de vista de Tatsumi, los grandes edificios precian un muro colosal y uniforme.
Tatsumi miró pensativo hacia aquel panorama, con la mirada fija en el sol, el cual se estaba ocultando detrás de el gigantesco muro de edificios.
“Ahora que lo pienso, el viejo me dijo que estaba investigando por esa zona...”
Se quedó un momento en silencio, mientras que su mirada cambio sutilmente a uno de tristeza.
“Bueno, no importa, después entraré en los clasificados de la policía y buscaré información.”
Después de escogerse de hombros mientras hablaba con el mismo, bajó las escaleras y se dirigió al gimnasio que estaba en la parte trasera de la casa. Luego de dedicarle al rededor de 1 hora y media a ejercitar su cuerpo, se dio una ducha de agua tibia y luego se dirigió de nuevo a la habitación
O ese era el plan original, ya que a mitad de su camino, justo en la misma entrada, alguien estaba parado ahí.
Un hombre alto, de aspecto cansado, el cual vestía una gabardina negra y un sombrero de corte recto, el cual cubría su ceño, se presentaba delante de Tatsumi.
-Oh, Tatsumi, hijo mio ¿Que tal tu día?
Tatsumi se puso las manos en la cintura y arqueo una ceja y luego alzó una mano, señalando al cuello de la gabardina de aquel hombre.
-Padre, otra vez tienes altos niveles de estrés, tu HealthTec está en rojo, nuevamente.
El hombre se estiro el cuello de la gabardina y luego le dirigió una mirada hacia el interior, donde unas bandas de luces parpadeaban suavemente entre el rojo y el amarillo.
-Ah si, esto...
-Entonces otro asesinato.
El padre de Tatsumi se quedó callado por unos momentos, mirando fijamente a su hijo y luego suspiró profundamente, exponiendo su cansancio.
-Exactamente esto querido hijo, exactamente eso.
Luego miró a Tatsumi por unos momentos con una mirada, que al propio joven le resultaba familiar.
-Necesito pedirte un favor.
Tatsumi arqueo nuevamente la ceja para luego cambia su expresión a una de sorpresa.
-¿Tu pidiendome un favor? Eso es nuevo.
-Es un asunto urgente.
-Esto no me está sonando bien. Es mas, ya no me digas nada, no quiero saber.
Tatsumi ya viraba la espalda para retirarse, pero su padre lo agarró por el hombro, mirándolo fijamente a los ojos con una mirada casi tensa.
Tatsumi vio las ojeras que estaban bajo los ojos de su padre y sintió algo en lo profundo de él. Al principio no iba a aceptar el encargo porque le daba pereza, pero al ver el cansancio en la cara de su padre, ese “algo” dentro de él lo hizo cambiar de opinión.
-Esta bien... Te escucho.
En la cara del señor Kiryuu se dibujo una amplia y suave sonrisa al escuchar la respuesta de su hijo.
-Gracias, hijo mio. Pero primero vamos a prepararnos algos de comer.
-Si señor...
Tatsumi ayudo a cocinar a su padre a regañadientes, pero pronto se remangó su camisa y empezó a mezclar y picar condimentos y especias para la carne, calentar la grasa para freír las papas y amasar la carne con sal y pimienta.
Este proceso les llevó mas o menos unos 15 minutos, para luego poner a cocinar todo. Aunque de vigilar la cocción de la carne y el arroz ya se encargaría su padre, el había terminado sus tareas en la cocina por hoy.
Mientras la carne se cocinaba a fuego lento, su padre comenzó la conversación.
-Voy a ser directo, te necesito para una tarea de infiltración.
Las pupilas de Tatsumi se dilataron y en su rostros apareció una intensa expresión de indignación.
-¿Esto es una broma? Si es asi, es de muy mal gusto.
Su padre no salto, su reacción, el sabía muy bien que Tatsumi tenia sus razones para no querer ayudarlo. También sabía el porque reaccionaba así. Ya que, el tenía parte de la culpa de todo esto.
El señor Kiryuu se quedó callado por un momento, pensativo y taciturno, nunca apartando la mirada de su hijo. Seleccionando bien las palabras que iba a decir a continuación.
-No estoy bromeando. Es en serio...
La expresión de Tatsumi se agravó aún mas, cambiando poco a poco a uno de profunda e intensa ira. El joven apretó fuertemente sus puños, tratando de contenerse un poco.
-Mira viejo... -Dijo intentado regular y calmar su tono.- Puedo haver cualquier cosa, pero... Te dije hace ya mucho tiempo que no me iba a relacionar con tu trabajo.
-Lo sé, pero ahora, necesito que hagas algo por mi, es muy importante.
Tatsumi, no dijo nada, simplemente bajo la mirada y se quedó petrificado por un rato, para luego simplemente girarse y empezar a caminar hacia la puerta.
Su padre no lo intentó detener como había hecho anteriormente, siquiera se quería atrever a tocar al joven, pero en su mente, el señor Kiryuu ya tenía las palabras exactas para convencer al muchacho.
-IVY está involucrada en este caso.
Tatsumi se detuvo de repente, petrificado por las palabras de su padre, como si hubiera escuchado algo que captaba el interés de todo su cuerpo.
Le dirigió la mirada nuevamente a su padre, pero esta vez, el enojo que mostró hace rato, se había convertido en profunda y genuina ira.
-Dame mas detalles sobre eso.
Y no era para mas, porque IVY era una organización, que había estado relacionada profundamente con la muerte de su madre. Y Tatsumi había jurado saldar las deudas con sangre a cada uno de ellos.
El señor Kiryuu amplio su sonrisa, esta vez llena de una profunda malicia y ambición.
-Sabía que te iba a interesas, hijo mio.