Capitulo 2: Conversación

¿Caín? Es un nombre bastante... Singular. Edward tuvo este pensamiento.

"¿Desde hace cuánto tiempo estaba esa criatura aquí?" Preguntó Caín.

"Creo que desde hace media hora, sin embargo, en ningún momento me atacó. Fue bastante extraño."

"¿Oíste o viste si agarró algo? Cómo por ejemplo... ¿Una bolsa de papas fritas?"

"Ehhh... Sí, me pareció oír que estaba agarrando cosas de los estantes, pero, ¿por qué lo pregunta?"

"Solamente era una pregunta."

¿Una pregunta? ¿Qué clase de respuesta es esa? Pensó Edward.

"Bueno, dejando eso de lado... Cóbrame estos fideos y este refresco."

Caín agarró un empaque de los estantes y una botella del refrigerador para después ponerlos en el mostrador.

Edward lo pasó por el lector de código de barras, extrañado por el tan repentino cambio en la conversación. Sin embargo, se abstuvo de mencionarlo, ya que temía molestar al hombre con sus preguntas.

Caín colocó la sopa de fideos instantáneos en el microondas. Mientras esperaba, tomó un trago de su refresco y le dijo a Edward que aún no sabía que estaba pasando:

"Deberías de revisar si todos los productos están donde deberían de estar, veo varias cosas tiradas por el suelo."

Edward no entendió exactamente a que se refería el hombre, pero aún así fue a revisar, dándose cuenta de que habían estantes vacíos, cosa que no debería ser así.

"Ehhh... Creo que desaparecieron más de la mitad de los productos..." Edward dijo con su voz haciéndose cada vez más baja.

"Lo sospechaba. Ni modo, tendrás que decirle a tu jefe que te robaron, aunque no sé como explicarás lo de las cámaras."

Mencionó casualmente Caín mientras sacaba sus fideos del microondas y agarraba una cuchara de plástico que estaba en el mostrador.

"¿Uh?"

"¿Sabes en qué lugar nos encontramos?"

Preguntó Caín mientras se sentaba en una silla que estaba dispuesta al lado de otras sillas colocadas en orden frente a una mesa larga. Abrió la sopa de fideos y empezó a comer.

"¿Ehhh?... Nos encontramos en la república propia, pero, ¿por qué hace esa pregunta?" Edward ya no pudo resistir las ganas de preguntar.

"Interesante... Solamente era una pregunta."

Justo cuándo Edward estaba a punto de hacer otra pregunta, se observó un destello púrpura en el cielo que iluminó todo el bosque. Mientras pasaba esto, se escuchó lo que parecía el trotar de soldados.

"Joder, ¡¿es qué no pueden dejarme comer en paz?! Vamos, Edward. Sígueme si no quieres morir aquí."

"¿¡M-morir!?" Edward mostró una expresión horrorizada.

"Así es, morirás si no me sigues, así que será mejor que te apresures." Dijo Caín mientras abría la puerta de la tienda y ponía un pie fuera de esta.

Edward rápidamente tomó dinero de la caja registradora y siguió al hombre.

...

En medio del bosque desolado donde apareció Caín, cientos de soldados con apariencia muerta marchaban al ritmo de tambores, con trompetas sonando. Se oía como una canción de guerra.

En el frente de las tropas, estaba una figura vestida como un general del ejército: uniforme verde, boina negra, una franja roja en su brazo derecho qué tenía un símbolo de dos cuchillos formando una equis, junto con diferentes medallas de distintos colores adornando su pecho derecho. A simple vista, parecía humano, sin embargo, en sus ojos guardaba una mirada perversa acompañada de una sonrisa que se extendía desde la punta de una mejilla a la otra. Era bastante macabro.

La figura de repente exclamó con un tono solemne:

"¡Atención!"

Los tambores y trompetas se callaron y todos los soldados de repente se detuvieron, dando un paso firme.

"¡El general ha llegado, tomen armas y avancen! ¡Hoy es el día en que la justicia por fin se alzará sobre estas tierras y nuestros hermanos serán liberados del yugo de los malvados! ¡No se detengan, eliminen a los que se sometieron ante la cobardía y el miedo! ¡Traigan paz a los que se sacrificaron por la libertad y un mundo justo!"

Después del discurso, los tambores y trompetas sonaron con aún más fuerza que antes y los soldados avanzaron con un paso más firme y rápido, como si hubiesen sido motivados.

...

Caín se encontraba en dirección al bosque, con Edward siguiéndolo estando aún sin saber que estaba pasando.

"¿A dónde vamos?" Preguntó Edward totalmente confundido.

"Al bosque." Respondió Caín sin expresión alguna.

"¿Al bosque? ¿No es ahí dónde se vio el destello y de dónde provienen esos ruidos extraños?"

"Así es, y es precisamente por eso que vamos hacia allá."

Edward no supo que expresión poner. En lugar de eso, se armó de valor y decidió preguntar lo que estaba pensando desde hace un rato: "¿Qué carajos está pasando?"

"Es una historia bastante larga. Pero para resumirla, el general está aquí."

¿El general? Edward tuvo este pensamiento.

Justo cuando el joven estaba a punto de realizar otra pregunta, el sonido de los instrumentos y la marcha empezó a intensificarse.

Caín le dijo en un tono bajo y apresurado:

"Al suelo, rápido."

Edward no dudó en hacerle caso y se puso pecho a tierra. Entre los arbustos, vislumbraron una silueta: era el general con sus soldados marchando detrás.