Capítulo 291: Señorita, no se vaya, vamos a hablar de la vida

—Hermano Xiao, espera... —dijo una voz melodiosa desde lejos, sonando muy agradable.

—Long Qie, Yusheng, esperadme en el coche; volveré enseguida —sonrió con complicidad Xiao Zheng e instruyó.

—Por supuesto, señor Xiao —Long Qie dio una mirada cómplice y se instaló en el coche, seguido de cerca por Luo Yusheng.

—Jiayi, ¿no puedes soportar dejar ir al Hermano Xiao? —preguntó Xiao Zheng al caminar hacia la encantadora figura y, a través de la brisa nocturna, pudo oler una fragancia tenue.

—Humph, ¿de qué hablas? Solo vine a darte algo —Jiayi Shen lo reprendió suavemente; bañada en la luz de la luna, le entregó un pequeño saco de tela al hombre que había anhelado durante tanto tiempo.

—Jiayi, ¿todavía recuerdas nuestra infancia? Siempre me enviabas pasteles de osmanto a escondidas de la Tía Wang. Recuerdo ese cariño bien —Xiao Zheng lo tomó y vio que era un pastel casero de osmanto; el fuerte aroma del osmanto se le hacía agua la boca.