—Esa cara era la suya.
Aria exhaló bruscamente, su aliento entrecortado mientras abría los ojos de golpe. Su pecho subía y bajaba rápidamente, su corazón latiendo por la intensidad persistente del sueño. Se sentó, colocando una mano temblorosa sobre su acelerado corazón. Cerrando sus ojos, tomó respiraciones profundas y medidas, calmándose lentamente. El aire frío de la habitación se sentía agudo contra su piel humedecida por el sudor, trayéndola de vuelta a la realidad.
—Era solo un sueño —se susurró a sí misma, su voz temblorosa pero resuelta.
Repetía las palabras en su cabeza, tratando de convencerse. Pero a medida que sus pensamientos comenzaban a asentarse, una realización la golpeó como un rayo, dejándola congelada en su lugar. ¿Acababa de soñar con tener sexo grupal con sus hermanos? La idea era tan absurda y horrorosa que inmediatamente se dio unas palmadas en las mejillas ligeramente, sus labios presionados en una línea severa.