NO DESBLOQUEES ESTE CAPÍTULO

—No sabía por qué, pero después de ver su intercambio con Lucien antes, su ira se había encendido. No quería nada más que sacarla de su vista para siempre.

—Para su sorpresa, Darío pronunció lo último que esperaba escuchar. —Creo que deberíamos simplemente dejarla estar.

—Los ojos de Merdrick se abrieron de par en par, la incredulidad escrita en todo su rostro. —¿Qué acabas de decir?

—Dije, dejémosla estar... No ha hecho nada malo —dijo Darío, su voz tranquila pero firme. Recordó las palabras de Aria del día anterior sobre confiar en Lucien. Ella había parecido tan sincera, y algo en su súplica había tocado una cuerda dentro de él. Darío había decidido que era hora de que realmente le dieran una oportunidad, o al menos confiaran en las intenciones de Lucien al manejarla.