Los ojos plateados de Zephyr se demoraron en ella un momento más antes de alejarse —Necesitamos movernos. Ese no era el único Guardián aquí.
Como si fuera la señal
Un rugido distante resonó a través del laberinto.
El rugido distante envió un escalofrío por la espina dorsal de Aria.
Puede que hayan derribado a un Guardián, pero estaba claro que el laberinto aún no había terminado de ponerlos a prueba.
Zephyr ya estaba en movimiento, su mirada aguda y calculadora mientras lideraba el camino hacia adelante —No tenemos mucho tiempo. Si nos quedamos luchando contra cada Guardián, nunca saldremos.
Selene soltó una risita, sacudiendo el polvo de su impecable atuendo —Eso es obvio. La verdadera pregunta es si todos podemos seguir el ritmo —Sus ojos parpadearon hacia Aria.
Aria apretó los puños pero no dijo nada.