Luna Catalina se acercó a la sirvienta que estaba de pie frente a ella, su voz llevaba un matiz de urgencia.
—¿Puedes informarme sobre todo lo que ha estado sucediendo abajo? —preguntó.
Se movió para sentarse en su cama, ya vestida para la celebración del compromiso, ocupada añadiendo los últimos retoques de maquillaje a su rostro. Parecía ansiosa por terminar rápido y unirse al resto de los invitados.
—Todo va bien, señora —dijo la sirvienta respetuosamente, inclinando ligeramente la cabeza—. Pero el Alfa Derrick aún no ha llegado.
Luna Catalina se detuvo, su mano suspendida sobre la paleta de maquillaje, sus ojos se abrieron de sorpresa.
—¿De verdad? ¿Aún no ha llegado? —exclamó, mirando a la sirvienta—. ¿Pero los otros Alfas, todos ellos ya están aquí, verdad?
—Sí, señora. La mayoría ya está abajo —confirmó la sirvienta.
Luna Catalina frunció el ceño, su mente acelerada.
—¿Y dónde está Mona? ¿Por qué no está abajo?