Capítulo 143

Mona estaba sentada en el lujoso sofá del gran salón, sus dedos tocando ligeramente el reposabrazos con irritación.

La tensión en el aire era sofocante. Odiaba esperar, odiaba la incertidumbre.

Justo cuando estaba a punto de llamar a una de sus sirvientas para que le trajera té, la puerta se abrió y uno de sus hombres más leales entró.

Hizo una reverencia profunda, su lenguaje corporal rígido y nervioso. —Saludos a usted, Luna.

Los ojos agudos de Mona se fijaron inmediatamente en él. —¿Cuáles son las últimas noticias en la manada? —demandó, su tono cortante e impaciente.

El hombre dudó, su cabeza aún inclinada, como si temiera encontrarse con su mirada.

—Kimberly ha desaparecido, Luna —dijo finalmente—. Nadie sabe de su paradero.

Mona se puso de pie de un salto, su rostro una mezcla de shock y furia.