—Adelante —casi como si hubiera estado esperando al visitante.
Alfa Theo entró, con una postura fuerte y compuesta, pero la expresión en su rostro traicionaba su conflicto interior.
—Buenos días —saludó Kimberly con una cálida sonrisa, tratando de aliviar la pesadez que los rodeaba.
—Buenos días, Kim... Te veo muy animada —su mirada se detuvo en su rostro, buscando cualquier señal de hesitación.
La sonrisa de Kimberly se mantuvo, aunque no dijo nada.
Una parte de ella quería tranquilizarlo, pero otra sabía que ninguna palabra podría quitar la incertidumbre del camino adelante.
Theo tomó una profunda respiración antes de acercarse a ella, extendiendo sus manos para tomar las de ella.
—Kimberly, ¿estás convencida de seguir adelante con esta prueba? Está bien si no te sientes preparada aún —su voz era suave, pero había una insistencia firme en su tono.
Ambos se sentaron al borde de la cama, la tensión en la habitación se hacía más pesada.