Kimberly estaba de pie en la habitación completamente a oscuras, respirando de manera irregular, con sus sentidos agudizados.
Lo único que resonaba a su alrededor era la aterradora voz de Katherina y los susurros de oscuras fuerzas invisibles.
Cada palabra llevaba el peso de una antigua maldición, presionando su mente como cadenas invisibles.
—La batalla que buscas superar hoy eventualmente te consumirá... Estas son batallas que existen antes de que la tierra, el agua y el viento fueran nombrados —una voz escalofriante siseó desde la oscuridad.
Un escalofrío recorrió la espina dorsal de Kimberly. Sus manos temblaban mientras el miedo intentaba apoderarse de su corazón.
Nunca había encontrado fuerzas tan poderosas antes, y por primera vez en mucho tiempo, se sintió como un simple mortal enfrentándose a lo desconocido.
«No. No puedo caer aquí», pensó Kimberly para sí misma, con una mirada decidida en sus ojos.
Cerró los ojos fuertemente, enfocándose en su fuerza interior.