Prologo

Las llamas parpadeantes de las velas y las lámparas de mana proyectaban sombras danzantes sobre las paredes de la vasta biblioteca. Un anciano, su rostro marcado por los años, pero con una voz llena de sabiduría, caminaba lentamente por la sala.

A su lado, un joven aprendiz de diez años seguía cada movimiento, consciente de que estaba a punto de recibir una lección crucial.

"En los tiempos antiguos," comenzó el anciano, "cuando el mundo aún era joven y las razas convivían en relativa paz, una era de oscuridad se cernió sobre el mundo. Fue el inicio de la hoy conocida Guerra Ancestral, una guerra que nadie había previsto, pero que cambiaría el destino de la humanidad para siempre. Criaturas oscuras, conocidas hoy como demonios, y dioses, se enfrentaron en un conflicto que amenazó con destruir toda vida en la tierra."

El joven, fascinado, escuchaba atentamente mientras el anciano continuaba. "En medio de este caos, cinco familias humanas fueron elegidas por los oráculos para recibir una bendición divina. Estas familias eran, los Antalius, Feralis, Klaw, Sob y Zshas, representaban cada una a una región del mundo, y lucharon con valentía y determinación para proteger la vida de todos los seres vivos. Pero, a pesar de sus esfuerzos, la destrucción era tal que algo más debía hacerse."

El anciano hizo una pausa, su mirada fija en los antiguos libros que lo rodeaban. "Fue entonces cuando, en el clímax de la guerra, gigantes de piedra, lava, fuego, hielo y otros elementos desconocidos despertaron. Estos colosos, como los llamaron, eran guardianes de la tierra, seres tan antiguos que su poder rivalizaba con el de los dioses y los demonios. Su aparición transformó la guerra en un conflicto de tres frentes, la humanidad, los dioses y los demonios se encontraron luchando no solo entre ellos, sino también contra estos gigantes."

El joven aprendiz no apartaba la vista del anciano, consciente de que estaba escuchando una historia que pocos conocían en su totalidad. "Sin embargo," prosiguió el anciano, "la guerra estaba lejos de terminar. Los colosos, aunque poderosos, no pudieron evitar que los dioses y demonios continuaran su lucha por el control. Fue en este punto crítico que cinco hermanos mestizos, nacidos de la unión entre dioses y demonios, decidieron que el conflicto debía terminar. Estos hermanos, conscientes de que su poder no era suficiente para acabar con la guerra por sí solos, se unieron a los colosos más fuertes para sellar a sus propios padres, que lideraban los ejércitos celestiales y demoníacos."

"Dos de los hermanos tomaron el control del cielo, dos del inframundo, y el quinto, que mostró un poder comparable al de los colosos, fue sellado dentro de uno de ellos para evitar que su poder desbordante causara más estragos. Fue así como se creó una barrera que impidió que los dioses y demonios volvieran a interferir en el reino de los humanos, salvo en un lugar: un reino sagrado donde podrían reunirse para mantener el equilibrio."

El anciano respiró hondo antes de concluir: "Con la guerra finalmente detenida, los demonios restantes quedaron esparcidos por el mundo, causando estragos dondequiera que fueran. Fue entonces, mucho tiempo después, cuando los monjes, servidores de la antigua diosa Eshia, crearon el Libro Sagrado de Eddrem. Este libro tenía el poder de sellar a los demonios y criaturas que no pertenecían a la tierra, desterrándolos a su mundo, decidieron resguardar el libro, sabiendo que la paz del mundo dependía de su protección."

El anciano hizo una pausa, dejando que el peso de la historia se asentara en la mente de su joven alumno. "Pero," continuó con voz grave, "el tiempo ha demostrado que ni los dioses ni los demonios pueden ser contenidos para siempre... y lo que fue pensado como el fin de una era, quizás solo fue el principio de algo aún más grande."

Años antes

Año 958 del Calendario del rey de la guerra, temporada de Eryion (primavera)

Las brisas del sur rosaban mi rostro con una calidez casi nostálgica, trayendo consigo el susurro de las hojas y el olor a tierra húmeda. El camino era estrecho rodeado de altos árboles que resonaban con el viento, silbando una melodía única. Tenía días viajando, evitaba principalmente las rutas más transitadas, ocultando mi rostro bajo la capucha de mi capa, -suspiro- pienso en los tiempos de antaño con gran lejanía, las batallas pasadas, y la marca en mi pecho, que me atormentara hasta mi muerte… solo deseaba poder encontrar un lugar remoto donde pudiera vivir en paz lejos del caos que se aproxima….

Mientras estaba perdido en mis pensamientos, logre escuchar gritos y gruñidos, mi instinto me hizo correr en su auxilio, cuando me fui acercando vi una carreta detenida en este difícil sendero, un hombre pelirrojo bastante joven y corpulento intentaba proteger a una mujer castaña que debía ser su esposa, de estas bestias, la tranquilidad del bosque ceso, con este evento frente a mí, con el corazón acelerado y mi mente enfocada en una sola cosa, protegerlos, desenfunde mi vieja espada, una que pensé no tendría que usar más… sentí esa familiaridad cuando toque su acero.

Al acercarme más mire al hombre con rasguños en el pecho, cuatro bestias una especie de lobo con escamas oscuras y colmillos afilados, el viento seguía soplando, haciendo resonar las ramas de los árboles que nos rodeaban, me abalance hacia las bestias, mi espada de un tajo hacia abajo degolló una de las bestias, los otros dos lobos se abalanzaron hacia mí, me defendí cubriéndome con mi espada, con un tajo ascendente logre degollar al otro lobo, al final quedaba uno frente a mí, dio un salto hacia a mí, apuntando a mi cuello, y encaje mi espada en su pecho, empalándolo.

Al girar, para luchar con la última bestia, esta tenía una daga en su hocico, el hombre y la mujer estaban agitados, y abrazados con miedo en sus ojos, me vieron y cerraron sus parpados. Con mi manga limpie la sangre de mi espada y la enfunde.

-Mi nombre es Valdor Draven, ¿están bien?

Ambos se vieron y soltaron un suspiro poniéndose de pie, el hombre llevaba, un chaleco negro, una camisa blanca, manchada por la sangre, su cabellera era un corte elegante, el no parecía un guerrero, su mujer, llevaba un vestido sencillo color azul claro, con costuras blancas, su cabello era castaño. Era menor estatura que él

-Si estamos bien, nos has salvado, mi nombre es Meinol Kel, y ella es mi esposa Emila Kel ¿hay algo que podamos hacer por ti? - La mujer hizo una reverencia dándome una cálida sonrisa

Me relajé un poco me senté en una roca cercana.

Valdor: Saben de echo estoy buscando un pueblo remoto escuche que tiene poco que se fundó y pensaba establecerme ahí como explorador del lugar, ¿saben de este sitio?

Emila: de echo ese lugar se llama Tufnar, nos dirigimos ahí, montaremos un mercado

Valdor saco una botella de su bolsa: toma úntala en tus heridas, es un ungüento curativo. Así que Tufnar eh, parece que voy en la ruta correcta.

Meinol: Gracias Valdor, que te parece si viajas con nosotros de esta manera si pasa algo más nos puedes ayudar a protegernos y tu llegarías más rápido.

Me quede en silencio por unos instantes, analizando la situación, no podía dejarlos en este sendero, según lo que investigue cuando viajaba hacia acá, este sendero estaba lleno de bestias, pero era la única ruta sin bandidos.

Valdor: De acuerdo, entonces deberíamos partir, aun nos quedan bastante luz del día.

La brisa vespertina del sur era algo cálida, muy diferente de las tierras al norte, donde el frio abunda incluso en primavera, el tiempo con Meinol y Emila, eran agradables, dos personas amables y risueñas, que buscaban alejarse de su ciudad, por las fricciones de las facciones nobles, esta aldea al sur, era un asentamiento de eruditos, enfocados en la investigación mágica de un volcán que despide mucho mana, eso es lo que me contaron, mientras viajábamos, en el camino, sentí la calidez de la convivencia, casi la había olvidado, hace cuanto estaba solo….

Valdor: al parecer Tufnar es un buen lugar para tener nuevos comienzos…

Si eso parecía bien, lejos de todo aquello que deje atrás, espero algún día poderme disculpar con el maestro…

Interrumpiendo mis pensamientos, el final del bosque se acercaba, las copas de los árboles comenzaban a abrirse mostrando un valle, un enorme valle a la distancia un enorme volcán rodeado de un denso bosque.

Meinol: Así que ese es el gran bosque oscuro de los elfos del bosque, es casi intrigante al verlo no lo creen.

La mirada de Meinol era de asombro, como la emoción de un niño al ver algo tan anhelado

Emila: el volcán Druraran es inmenso, nunca creí verlo alguna vez.

Pero mi mirada se centró en una pequeña aldea las personas aún se miraban construyendo sus casas, se miraba el bullicio de gente caminando por las calles con baldosas, algunas calles aun eran de tierra, había trabajadores empedrándolas, se notaba el esfuerzo, al llegar a la aldea, nos acercamos a un edificio blanco en medio de una plaza

Valdor: fue bueno viajar con ustedes, nos seguiremos encontrando, debo hablar con el líder de la aldea y ofrecer mis servicios.

Meinol: Estoy seguro que no tendrás problema en ser contratado amigo, nos estaremos viendo, debo ir al gremio de mercaderes a presentar la solicitud de mercader cuando me establezca te invitare una cerveza nos vemos Valdor.

Emila: cuídese mucho Valdor, nos estaremos viendo.

Entre al edificio y había una sala, todo el interior era de madera con cuadros de adornos, lámparas de mana, lo primero que se ve al entrar es una barra, como si fuese un bar ahí esta una joven, castaña, de orejas de punta, una semi elfo seguramente. usaba un pantalón azul y botas cafés una blusa blanca con costuras cafés, al verme me sonrió con calidez.

Valdor: Saludos, vengo a ver al sabio de la aldea quiero prestar mis servicios, como explorador, mi nombre es Valdor Draven, vengo de las tierras al norte y viaje un tiempo por Uzaug, puedo ser de utilidad.

Una mujer de cabellera negra, larga de ojos azules salió de una habitación detrás de la semi elfa interrumpiéndonos.

-Oye Yliena, mi padre me pidió que archivaras estos documentos en el estante de la investigación, o disculpa no sabía que mi padre tenía visita.

Ella sonrió, hice una leve reverencia al verla

Yliena: Lady Malena, el caballero no presenta una cita con su padre, pero…

Interrumpiéndolas hable - Valdor: me disculpo es un placer conocerla mi lady, mi nombre es Valdor Draven, vengo a prestar mis servicios, y pienso establecerme en esta aldea

Malena me miró fijamente su mirada era afilada con un porte imponente y frágil a la vez, su túnica gris contrastaba con el azul de sus ojos.

Malena: bien, si me sigue por aquí, lo llevare ante mi padre el sabio Dorien, mi nombre es Malena Aldur.

Yliena hablo antes de que pudiera decir algo: Mi lady, a su padre no le gusta ser interrumpido sin sentido permítame anunciar audiencia antes de que

Malena la vio con firmeza e Yliena guardo silencio inmediatamente.

Valdor: me disculpo por causar inconvenientes, si hay una posada cerca puedo volver en otra ocasión

Malena: no es necesario, así que es un viajero que se quiere establecer… imagino que está casado

Valdor: No mi lady, se equivoca, viajo solo desde hace unos años, pero he pensado que lo mejor es quedarme en un lugar nuevo.

Ella sonrió y toco un gran portón de madera: Padre, traigo a un visitante que solicita audiencia, es posiblemente aquello que buscabas.

Un hombre de barba larga y canosa, una túnica azul, con capa gris, y una pipa de madera en su mano, el levanto su mirada. Una mirada penetrante y firme.

Dorien: Déjanos solos hija, quiero hablar a solas con el caballero

Los ojos de malena se abrieron sorprendida.

Malena: como ordenes padre, con permiso.

Hizo una reverencia y se retiró del salón que parecía una biblioteca, grandes libreros altos con un sinfín de libros y pergaminos.

Dorien: ¿gusta Té o un buen vino?

Valdor: eh ah Té por favor.

El anciano sirvió té en una taza y me la entrego personalmente.

Dorien: bien cuál es tu historia, este anillo me permite ver las mentiras….

Sus palabras cayeron pesadas en el aire, como una advertencia. Sabía que no podía ocultar mi pasado ante este hombre, y que cualquier intento de hacerlo sería en vano. Tomé un sorbo del té, sintiendo el calor recorrer mi cuerpo mientras pensaba en cómo empezar a hablar de lo que había huido durante tanto tiempo.

Dorien noto mi silencio: bien, se que es difícil, pero lo que me cuentes aquí, te juro que no será contado a nadie más, necesito personas en las que pueda confiar lo que investigo aquí, no lo sabe nadie ni la teocracia de deus, no hay sanctums aquí, todos somos eruditos.

Valdor: -suspiro- Bien, lo entiendo mi lord, creo que mostrarle será más sencillo.

me quite el peto de la armadura, la malla, y la camisa para mostrarle la marca en mi pecho, la marca de los monjes de Eddrem, una marca imborrable con la cresta de la diosa Eshia en mi pecho.

Los ojos de Dorien se abrieron y la taza de su mano cayo…

Dorien: pensé que no había quedado ningún sobreviviente como es esto posible, los busqué por años, antes de venir acá, es algo inexplicable… ¿cuántos años tienes?

Valdor: 125 años, fui de los últimos Monjes, y no debería vivir, pero tuve miedo y no fui digno de desaparecer con mis hermanos….

Dorien: 125 años, es sorprendente que la bendición continúe después de que el templo allá sido destruido, pero ¿puedo saber cómo sucedió eso?

Valdor: -Suspiro- claro, fue uno de nuestros hermanos, corrompido por la oscuridad desafío al maestro Trufarius y en un intento de protección la diosa desapareció a los monjes, pero yo intenté huir durante el ataque yo… no fui digno de la diosa.

Dorien: o tal vez tienes otro propósito y por eso te dejo aquí, los dioses tienen visiones más amplias que nosotros los humanos, entonces, quieres ser un explorador eh

Valdor: dígame me dará esta oportunidad, si aquel hombre me encuentra será el fin de la aldea…

Dorien: eres bienvenido nunca sabremos que pasara independientemente si te quedas o no, así que bienvenido a Tufnar explorador de los sabios.

Te otorgare una casa en las orillas de la aldea donde tendrás acceso rápido al bosque oscuro así que no te preocupes, es una cabaña muy acogedora

Valdor: le agradezco mucho.

Dorien: Malena, ¡ven aquí!

Malena: ¿me mandaste llamar padre?

Dorien: si, lleva al joven a la cabaña que le asignaremos al explorador, ayúdalo a establecerse en lo necesario

Malena: claro padre, por favor, sígame señor Valdor.

Sali detrás de ella, caminamos por las calles de Tufnar, el bullicio de la gente, la brisa marina alcanzaba a llegar el mar del sur estaba a dos días de camino, la gente se preparaba para el rito de los vientos de la temporada de Eryion, me pregunto cómo será aquí, es entrañable

La gente miraba a malena pasar y ella les sonreía con una calidez indescriptible, los niños se acercaban a jugar con ella, en los mercados le ofrecían frutas, ella era quería en la aldea. Salimos de la zona del mercado llegando a las orillas había una cabaña bastante amplia, con un gran jardín era de troncos, con chimenea de piedra, al parecer todo estaba bien construido, al entrar era sencillo pero cálido, lo necesario para vivir, sillas, mesa y una cocina, tenía dos habitaciones y un sótano.

Valdor: vaya es una cabaña bastante grande, muy acogedora no lo cree mi lady

Malena me sonrió, mientras miraba los interiores de la cabaña: claro, es un lugar perfecto para criar hijos.

 

Las palabras de malena me sorprendieron, pero tenía razón, esto podía convertirse en mi hogar, era acogedor, el invierno no sería tan duro y la brisa marina que llegaba del mar del sur era agradable con los vientos de esta época.

Malena: ¿le parece bien este lugar?

Valdor: eh, claro, me parece agradable, como le había mencionado, espero que este sea mi nuevo hogar.

Malena: Es bueno escuchar eso, me retiro, vendré mañana por usted para darle las indicaciones, nos vemos.

Me despedí, ella sonrió al irse, desempaque mis pocas pertenencias, que llevaba conmigo, me senté en la silla, la alacena tenía víveres básicos, y había hierbas prepare un poco de té y me relaje.