Cuarto Desafío

Gorath alza la voz con su tono imponente:

— ¡Siguiente combate!

Dos figuras avanzan al centro de la arena al mismo tiempo. Varen y Ishkar Velm se miran fijamente. Ambos saben que el otro es un oponente versátil y peligroso. No hay vacilación en sus posturas.

— Esto será interesante —murmura Mei-Lin, observando el duelo con una leve sonrisa.

Apenas Gorath da la señal, Ishkar avanza con un movimiento fluido, exploratorio. Sus manos se deslizan en el aire con soltura, buscando medir la defensa de Varen. Varen se protege con precisión, sus ojos analizando cada gesto, buscando un patrón.

De repente, Ishkar lanza un golpe veloz. Varen lo esquiva con un ligero giro y contraataca con una patada giratoria. Ishkar retrocede apenas lo necesario y responde con una patada baja. Varen bloquea, sus músculos reforzados por Essan absorbiendo parte del impacto.

El duelo se intensifica. Varen adopta un ritmo metódico, atacando con una serie de golpes curvados, diseñados para acorralar a su oponente. Ishkar, guiado por su instinto, percibe la intención detrás de la ofensiva y rompe el flujo con un puñetazo directo. El impacto entre sus golpes genera un leve estallido de energía, mostrando el uso de Essan.

Varen siente que su ritmo ha sido interrumpido. Ishkar no tiene una técnica refinada, pero su capacidad para adaptarse es impresionante. Varen decide rodearlo, moviéndose con rapidez, buscando un ángulo de ataque.

Ve una apertura en el costado izquierdo de Ishkar. Sin dudar, amaga un golpe al rostro y, en el último instante, cambia la trayectoria hacia las costillas.

Ishkar detecta la finta y reacciona de inmediato. Baja ambas manos para bloquear el ataque, pero la energía reforzada de Varen hace que sus palmas absorban un fuerte impacto. Un leve ardor recorre sus brazos, pero nada lo detiene.

— No tienes técnica... solo sigues el flujo del combate, pero eso te hace impredecible —piensa Varen.

Sin perder tiempo, Ishkar contraataca con una rápida patada frontal. Varen retrocede, usando el impulso para reacomodarse, pero Ishkar ya está sobre él.

Ambos chocan puños nuevamente, sus nudillos reforzados con Essan, soportando el dolor de los impactos. El sonido seco de los golpes resuena en la arena.

Varen decide arriesgarse. Lanza una finta con un golpe curvo, esperando que Ishkar lo esquive... y justo cuando Ishkar intenta acercarse para contraatacar, Varen prepara un gancho ascendente.

Pero en un giro inesperado, Ishkar se lanza hacia adelante y le estampa un cabezazo directo a la cara.

¡Crack!

El impacto deja a Varen aturdido por un instante, sintiendo un ardor punzante en el rostro. Ishkar retrocede, con la frente enrojecida, sonriendo.

— Lograste poner Essan en ese último golpe, ¿eh? —dice, respirando agitado. Pero su cuerpo ya empieza a tambalearse. Sus piernas tiemblan, sus pensamientos se difuminan.

El instinto toma el control. Ishkar empieza a lanzar puñetazos sin pensar, atacando con pura energía y reacción. Varen ya no tiene tiempo para planear estrategias; su único recurso es esquivar y responder al instante.

El combate se vuelve un frenesí de ataques. Puños chocan, bloqueos fallan, ambos reciben y reparten golpes. La adrenalina y el Essan los mantiene de pie, pero sus cuerpos están al límite.

Hasta que finalmente, con un último estallido de fuerza, ambos lanzan un puñetazo directo a la cara del otro.

El impacto los hace tambalear... y en el mismo instante, caen al suelo al mismo tiempo.

Silencio.

Gorath observa la escena, luego asiente.

— Empate.

El público murmura, impresionado.

— Increíble... cambiaban de estrategia en cada momento. —dice Aelek, sin poder apartar la mirada.

— Sí, pero también se dejaron llevar demasiado. —comenta Mei-Lin. — Desarrollar el instinto es bueno, pero confiar demasiado en él puede ser un arma de doble filo.

Daeron cruza los brazos.

— Más que una pelea, fue una conversación entre dos guerreros. Cada uno guiaba al otro sin darse cuenta.

Aelek se queda en silencio, asimilando cada detalle. Cada batalla le enseñaba algo nuevo, le revelaba lo vasto que era el mundo del combate.

Entonces, un nuevo paso resuena en la arena.

El público calla de inmediato.

Un chico de la habitación 12 avanza. Su rostro no muestra emoción alguna.

Tashir.