El Desafío de Aelek

El aire estaba tenso. Las batallas habían reducido el número de contrincantes y todavía quedaba la más fuerte. Entre ellas, Kaelith, el Relámpago Carmesí.

Aelek se paró al frente con el cuerpo rígido. Había analizado cada combate hasta ahora y aprendido estrategias de sus compañeros, pero esta pelea era diferente. Kaelith sonreía con confianza, como si la victoria ya le perteneciera.

Desde el centro del campo, el maestro Gorath alzó la mano y la dejó caer como un hacha.

—¡Comiencen!

Aelek no dudó. Avanzó con un puño directo, intentando aprovechar la inercia para aumentar su impacto. Pero en un parpadeo, Kaelith se movió un paso al costado y bloqueó el golpe con la palma abierta, absorbiendo el impacto como si no fuera nada.

Antes de que Aelek pudiera reaccionar, ella lanzó una patada giratoria. Él apenas logró alzar los brazos para cubrirse, pero la fuerza del golpe lo hizo tambalear.

Era rápida. Demasiado rápida.

Aelek apretó los dientes y decidió cambiar de estrategia. Intentó las tácticas de sus compañeros de habitación:

El juego de pies de Tashir, pero Kaelith lo leyó con facilidad y lo cortó con una embestida.

El estilo calculador de ghalen, pero su agresividad lo aplastó antes de que pudiera medir la distancia.

Los contraataques de Seyra, pero su velocidad era abrumadora.

La resistencia de raik, pero cada golpe de Kaelith le desgastaba el cuerpo a una velocidad imposible de soportar.

Aelek empezaba a desesperarse.

El Essan de Kaelith se encendió con un resplandor rojo intenso, envolviéndola como llamas líquidas. Su velocidad aumentó aún más. Cada golpe llevaba un impacto brutal, como si su propio cuerpo fuera un arma.

Aelek dio un paso atrás, sintiendo la presión de su oponente. No puedo seguir defendiéndome.

Respiró hondo y trató de cubrir su cuerpo con Essan, tal como había visto a otros hacer. Pero su control aún era deficiente. En algunas partes su Essan era sólido y fuerte, pero en otras, apenas una capa delgada y frágil.

Aun así, avanzó.

Con cada ataque, Aelek intentaba encontrar un punto débil en la ofensiva de Kaelith. Por un momento, creyó que la estaba acorralando. Pero entonces, ella desapareció de su vista.

¡¿Dónde...?!

Sintió el viento cortando detrás de él.

Su cuerpo reaccionó instintivamente, alzando los brazos en defensa. Pero cuando giró, lo único que vio fue un destello rojo y un puño acercándose a su estómago.

El impacto lo dejó sin aliento.

La última sensación que tuvo antes de perder la conciencia fue su cuerpo cayendo al suelo, incapaz de moverse.

—Mmmh...

Su cuerpo pesaba como si lo hubieran lanzado desde una montaña. Cuando sus ojos se abrieron, lo primero que vio fue el techo de la enfermería.

—Mira quién despertó —dijo una voz con diversión.

Aelek giró la cabeza y vio a Mei-Lin sentada a su lado, con los brazos cruzados y una sonrisa entre burlona y comprensiva. A su otro lado estaba Daeron, que apenas lo miró y bufó.

—Dormiste más que los demás —dijo Daeron, apoyado contra la cama—. Kaelith te mandó al mundo de los sueños de un solo golpe.

Aelek trató de incorporarse, pero un dolor en el estómago lo obligó a gemir y recostarse de nuevo.

—Sí, no te levantes tan rápido —dijo Mei-Lin, dándole un leve golpecito en el hombro—. A todos les dieron una paliza hoy.

Aelek miró alrededor y vio que su habitación entera estaba en la enfermería. Algunos ya estaban despiertos, riendo y comentando sus peleas, mientras otros aún descansaban en las camas. Seira estaba sentada en el borde de su colchón, vendándose un brazo. Ghalen y Tashir hablaban en voz baja, probablemente comparando estrategias.

—Oye, al menos aguantaste más de cinco minutos —dijo Seyra, lanzándole una sonrisa burlona—. Aunque supongo que no cuenta si terminaste inconsciente.

Hubo una carcajada general, pero no era cruel. No lo menospreciaban, sino que lo aceptaban como uno más.

Aelek bajó la mirada, sintiendo un nudo en el estómago. Había dado todo lo que tenía, pero aún así, no fue suficiente. ¿Realmente estaba avanzando?

Como si leyera su mente, Mei-Lin le dio un golpecito en la frente.

—No pongas esa cara —le dijo, con tono tranquilo—. Lo hiciste bien. Todos aquí tenemos que caer antes de aprender a levantarnos.

Daeron asintió con los brazos cruzados.

—No fue una mala pelea para ser tu primera vez contra otro discípulo —añadió—. Aunque aún tienes mucho que mejorar.

Aelek sintió algo cálido en su pecho. Por primera vez, se dio cuenta de que, aunque competían, en realidad no estaban solos. Entre los discipulos, había un vínculo más fuerte que la rivalidad.

Mei-Lin sonrió y se puso de pie.

—Oh, por cierto, te invito a mi cumpleaños.

Aelek la miró, sorprendido.

—Es mañana.

—¿Mañana? —preguntó aelek, mirando a Mei-Lin con curiosidad.

—Sí, mañana —respondió ella con una sonrisa.

—Yo también cumplo años mañana —agregó Daeron, cruzándose de brazos.

Aelek parpadeó.

—¿En serio? ¿Cumplen el mismo día?

—Así es —dijo Mei-Lin, divertida—. Si quieres, puedes unirte a la celebración con nosotros.

Aelek rió entre dientes.

—Tal vez lo haga.

De pronto, Mei-Lin lo miró con curiosidad.

—Oye, ¿y tú? ¿Cuándo es tu cumpleaños?

Aelek se quedó en silencio. Nunca se lo había preguntado.

Mañana haría un año exacto desde que llegó a la secta, 400 días desde que puso un pie en este lugar. Ni un solo día pensé en ello, reflexionó. Aunque sí recordaba haber celebrado el año de Arya…

Creo haber llegado el 21 de Zenaris.

—Creo que es el 21 de Zenaris —dijo finalmente.

Hubo un breve silencio. Mei-Lin y Daeron lo miraron con los ojos bien abiertos.

—¿Cómo que mañana también? —preguntó Daeron, incrédulo.

—¡Tú también cumples años! —exclamó Mei-Lin, entre sorprendida y emocionada.

Aelek asintió con una sonrisa algo tímida.

—Parece que sí.

Mei-Lin rio, encantada.

—¡Entonces la celebración será aún mejor!

Aelek se sintió extrañamente cálido por dentro. No esperaba celebrar algo así aquí.

Después de una charla amena, Mei-Lin y Daeron le dejaron descansar. Mientras Aelek se acomodaba en la cama, sus pensamientos divagaron sobre lo extraño que era el calendario en este mundo.

Todo le resultaba familiar y ajeno al mismo tiempo. Aunque tenía una vaga noción del paso del tiempo en su hogar, aquí todo se medía de manera diferente.

Calendario de Eldras (mundo)

Año: 400 días

Meses: 10 (40 días cada uno)

Días por semana: 8

Nombres de los meses

Lumenis (Mes de la Luz).

Floremis (Mes del Florecimiento).

Solmuris (Mes del Sol).

Braviris (Mes del Valor).

Zenaris (Mes del Equilibrio).

Feranis (Mes del Acero).

Umbranis (Mes de las Sombras).

Ventaris (Mes de los Vientos).

Nocturnis (Mes de la Noche).

Aurelis (Mes del Resplandor).

Nombres de los días de la semana

Aurendía.

Solendía.

Ferendía.

Bravendía.

Zenendía.

Umbrendía.

Ventendía.

Noctendía.

Aelek cerró los ojos, dejando que el cansancio lo venciera, mientras su mente aún intentaba comprender cómo este mundo medía el tiempo.