En lo más profundo de las tierras de Arcanis, en el continente Jūrai, donde las estrellas parecían estar más cerca de la tierra que en cualquier otro rincón del mundo, se encontraba la ciudad de Luminaris. Este refugio de magos era un lugar de armonía, un santuario de aprendizaje y progreso donde las artes arcanas se desarrollaban sin límites más que los dictados de la responsabilidad y la paz.
Luminaris era conocida por su comunidad, que valoraba el conocimiento tanto como la vida misma. Entre ellos, destacaba una familia que representaba el ideal de la ciudad: los Erathiel, guardianes de la Magia Espiritual y Maestros en el manejo de la Materia Oscura. El joven Zalos Erathiel era una promesa entre los suyos. A pesar de su corta edad, su dominio sobre los principios básicos de la Magia Espiritual había sorprendido incluso a los arcanistas más experimentados.
Su habilidad para sentir las almas y canalizar energía a través de los vínculos invisibles de la existencia era algo que muchos tardaban décadas en lograr. Sin embargo, su verdadera singularidad residía en su afinidad con la Materialización Oscura, una forma de energía que los magos trataban con cautela debido a su naturaleza volátil y peligrosa.
La vida de Zalos cambió drásticamente el día que las sombras cayeron sobre Luminaris. Una vidente, conocida solo como "La Voz del Velo", había advertido a un poderoso Gobernador de un futuro aterrador. En su visión, un mago con habilidades innatas para la Materia Oscura surgiría y desataría un cataclismo que consumiría al mundo. Atemorizado, el Gobernador convocó un genocidio para erradicar a los magos de Luminaris y asegurarse de que la profecía no se cumpliera. El ataque fue rápido y despiadado. Tropas de élite, acompañadas de cazadores de magos, asaltaron Luminaris bajo la oscuridad de la noche.
Los habitantes, aunque poderosos, fueron superados por la sorpresa y la brutalidad del ataque. La resistencia fue férrea, pero la tragedia era inevitable. Los Erathiel, conscientes del peligro que Zalos representaba para los atacantes si descubrían su talento, lo escondieron en un santuario secreto dentro de su hogar. Finalmente, sacrificaron sus propias vidas para activar un campo arcano que ocultó al niño mientras el resto de la ciudad caía en ruinas. Desde su escondite, Zalos observó impotente cómo Luminaris ardía y sus habitantes eran masacrados. Cuando todo terminó, Zalos emergió del santuario, encontrándose en una ciudad en ruinas, llena de silencio y muerte. Sus padres, al igual que todos los demás, habían perecido. Era el último mago de Luminaris, el único sobreviviente de una masacre destinada a evitar una profecía que apenas podía comprender. Durante días, vagó entre los restos de su hogar, luchando contra la desesperación y el dolor en su soledad. Con este legado, Zalos juró que encontraría al responsable de la destrucción de Luminaris. Pero su promesa no era solo de venganza; también prometió honrar la memoria de su pueblo y demostrar que la Materialización Oscura, la magia que había condenado a su raza, podía ser utilizada para crear y no solo para destruir. Así comenzó el viaje de Zalos, un niño mago marcado por la tragedia, cargando con el peso del legado de una ciudad perdida y enfrentando un destino que amenazaba con consumirlo. Su lucha no sería solo contra el Gobernador que había ordenado la masacre, sino también contra las sombras de la profecía que lo acechaban, mientras trataba de descubrir si su destino era realmente el de un destructor o el de un salvador. Con el tiempo, gracias a la larga vida de su raza, Zalos logró adaptarse a un mundo nuevo y encontró un lugar en una organización conocida como "Mystics F". Esta organización estaba dedicada a la protección de los inocentes y a la caza de maldiciones que amenazaban con desequilibrar la frágil paz del mundo. Allí, Zalos comenzó a desarrollar su potencial como hechicero, enfrentando peligros y descubriendo el significado de la camaradería.
En "Mystics F", Zalos conoció a sus primeros amigos: Nobile, un ágil y carismático espadachín que siempre encontraba la forma de salir airoso de las situaciones más difíciles, y Iris, una maga con poderes relacionados a la purificación del alma y la luz. Iris no solo era la inspiración y el interés amoroso de Nobile, sino también una fuente de esperanza para Zalos. Su habilidad para sanar y traer paz a las almas perturbadas representaba un contraste vital con las habilidades oscuras que Zalos dominaba. Nobile, además de ser un hábil espadachín, ayudó enormemente a Zalos en el manejo de la espada, entrenándolo para que pudiera defenderse en combates cuerpo a cuerpo cuando su magia no fuera suficiente. A cambio, Zalos enseñó a Nobile algunos principios básicos de la magia, proporcionándole herramientas mágicas que le permitieran enfrentarse a situaciones donde el acero no bastara. Este intercambio de conocimientos profundizó aún más su amistad y fortaleció su vínculo como compañeros en la lucha contra las fuerzas oscuras. A pesar de las diferencias, los tres formaron un lazo profundo, enfrentando juntos las misiones más peligrosas y desafiando las fuerzas que amenazaban con sumir al mundo en el caos. Aunque Zalos había encontrado un propósito y compañía, la sombra de la profecía que marcaba su destino nunca desaparecía por completo. Cada misión lo acercaba más a la verdad sobre el Gobernador que había destruido su hogar y a su propio papel en el equilibrio del mundo. La presencia de Nobile e Iris no solo le daba fuerza, sino también recordaba a Zalos que su lucha no era solitaria y que, incluso en la oscuridad, podía haber luz.