2° And the light came on the first day

Las puertas del salón principal de "Mystics F" se abrieron con un crujido solemne, dejando entrar una ráfaga de viento frío. En el umbral, escoltada por dos silenciosos guardianes con armaduras brillantes, se encontraba Sonia. Era una niña de unos doce años, vestida con un atuendo blanco inmaculado adornado con símbolos arcanos dorados. Su cabello dorado caía en ondas perfectas sobre sus hombros, y sus ojos, de un azul profundo, parecían observar no a las personas, sino a algo mucho más allá de lo visible.

Sonia no esperó a que nadie le diera la bienvenida; avanzó con paso firme y una sonrisa que combinaba encanto y suficiencia. Se detuvo frente a Zalos y Nobile, alzando la barbilla como si evaluara su valía.

—Así que ustedes serán mis protectores —declaró con una voz melodiosa pero impregnada de arrogancia—. Supongo que tendré que conformarme.

Zalos intercambió una mirada con Nobile, quien apenas pudo contener una risa incrédula. Sin embargo, el joven mago decidió no dejarse llevar por la provocación inicial.

—Soy Zalos Erathiel —se presentó con cortesía, inclinando ligeramente la cabeza—, y este es mi compañero, Nobile. Nos han informado que nuestra misión es ¿llevarte? a tu destino.

—¿LLEVARME? —repitió Sonia, arqueando una ceja con desdén—. No creo que necesite escoltas. Pero claro, supongo que los mortales como ustedes no entienden lo que significa ser el recipiente de una divinidad.

Nobile dio un paso adelante, con una sonrisa divertida y tono burlón.

—Bueno, "su alteza", intentaremos no arruinar tu gran destino. Pero mientras tanto, ¿podrías decirnos hacia dónde se supone que vamos?

Sonia chasqueó la lengua, claramente irritada.

—A las Montañas de Astralis. Es allí donde el Gran Cónclave se llevará a cabo. El nacimiento del nuevo dios depende de que yo esté presente en el lugar adecuado, en el momento adecuado. Pero, por supuesto, ustedes simples mortales no entenderían la magnitud de lo que está en juego.

Zalos, aunque un poco molesto por la actitud de Sonia, estaba intrigado. La mención de un "nuevo dios" no era algo que pudiera ignorar. Las Montañas de Astralis eran conocidas por sus antiguos templos celestiales, lugares donde las energías divinas y arcanas convergían. Sin embargo, lo que inquietaba a Zalos era la falta de información concreta sobre quién o qué era realmente Sonia y por qué necesitaba ser protegida.

El líder de "Mystics F" había sido vago en los detalles. Todo lo que sabían era que varias facciones oscuras estaban interesadas en capturar a la niña antes de que llegara a su destino. Si esto se relacionaba con una profecía o con un conflicto mayor, aún no estaba claro.

Mientras el grupo emprendía el viaje hacia Astralis, Zalos no podía evitar sentirse vigilado. La magia espiritual que fluía en su interior detectaba un aura extraña alrededor de Sonia, como si su alma estuviera incompleta o compartida con otra entidad. Era algo que no había sentido antes, y aunque Sonia parecía completamente segura de su importancia, había algo en ella que lo inquietaba profundamente.

La primera noche de su travesía no tardó en revelar los peligros de la misión. Mientras acampaban cerca de un bosque al pie de las montañas, las sombras comenzaron a moverse de forma antinatural. Nobile, siempre alerta, fue el primero en desenfundar su espada, mientras Zalos conjuraba un escudo arcano para proteger a Sonia.

De las sombras emergieron figuras encapuchadas, cada una cargando artefactos oscuros que irradiaban magia. Los atacantes eran cazadores de magos, expertos en neutralizar hechizos y capturar a sus objetivos vivos. Pero esta vez, no buscaban a Zalos; todas sus miradas estaban fijas en Sonia.

—¡Entreguen a la niña! —gritó uno de ellos, blandiendo una sable que brillaba con runas sangrientas—. Esa recompensa nos pertenece

Zalos canalizó su magia, invocando corrientes Oscuras que se entrelazaron con la energía espiritual para crear un poderoso ataque dirigido a los enemigos.

Nobile, por su parte, se movía con la gracia de un bailarín, cortando a través de los atacantes con precisión letal. Sonia, por otro lado, observaba temblando desde una distancia segura, con una expresión serena que bordeaba el desdén.

—¿Eso es todo? —comentó ríendo mientras Zalos y Nobile terminaban con los últimos atacantes—. Esperaba algo más impresionante.

—¿Quieres impresionar a alguien? —replicó Nobile, limpiando su espada—. ¿Qué tal si ayudas la próxima vez?

Sonia simplemente sonrió de forma traviesa y Riendo con orgullo.

—Mi momento llegará plebeyos. Solo espero que estén preparados para lo que sea.