Capítulo 41 - Domesticando el Cebo de Mierda

—Este debe de estar cerca de subir de rango —analizó mientras estudiaba los patrones de residuo—. Las marcas son profundas, regulares. Ha estado acumulando mana de manera consistente.

Con precisión metódica, Ren empezó a golpear la pared del túnel.

No eran golpes al azar, seguían un ritmo específico, una vibración que imitaba el llamado de apareamiento de los gusanos menores.

Cada golpeteo resonaba a través de la piedra antigua, llevando consigo armonías sutiles que solo las criaturas podían apreciar plenamente.

Golpeteo-golpeteo... golpe... golpeteo-golpeteo-golpeteo

—Realmente no es apareamiento —fluía el conocimiento a través de su mente mientras mantenía el ritmo—. Es más como una invitación a una evolución conjunta.

Los complejos comportamientos sociales de estas criaturas supuestamente simples nunca dejaban de asombrarlo.

Golpeteo-golpeteo... golpe... golpeteo-golpeteo-golpeteo