Los abisales se replegaron, sangrando y jadeando, sus formas corruptas llevaban las marcas de los ataques precisos de Zhao.
El líder miró a sus compañeros, sus cuerpos morados temblaban por las numerosas heridas, pero sus ojos seguían brillando con determinación oscura.
—No hay otra opción —sus tres bocas hablaron en diferentes tonos que crearon una armonía inquietante—. Fusión completa.
Un escalofrío recorrió a los otros abisales, su carne corrupta se ondulaba con temor o anticipación.
—Necesitamos el mana de 2 personas. Y si fallamos... —uno comenzó, sus tentáculos se retorcían con energía nerviosa.
—Ya hemos fracasado —el líder interrumpió bruscamente—. Al menos de esta manera tendremos una oportunidad, debemos llegar a esa cueva.
Zhao emergió de su estado invisible por un momento, lanzando más plumas que casi eliminaban al tentaculado. Los proyectiles plateados cortaban la carne corrupta con precisión quirúrgica.
Los cuatro seres empezaron a... huir.
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