El Director Ignacio esperaba oculto entre los árboles frente a la entrada de la mina, su fénix real manifestando un aura dorada que hacía que cada hebra de su cabello blanco brillara con poder.
Los guardias de rango bronce mantenían su cerco a mayor distancia, sus bestias terrestres serían útiles para bloquear la retirada o proporcionar apoyo, pero en combate directo contra un domador de rango oro serían poco más que un estorbo.
El supervisor, con su pingüino de hielo parcialmente manifestado, se posicionó oculto en el otro lado de la entrada. Rango Plata 2, insuficiente para luchar directamente contra un oponente de oro, pero podría brindar apoyo al director que sí poseía una criatura de rango oro.
Una presencia se movió dentro de la cueva. El Director lo sintió de inmediato, el poder de rango oro era inconfundible, imposible de ocultar completamente.