—¿Es Julio? —preguntó Ren directamente, su voz apenas audible.
La sorpresa que cruzó por el rostro de Zhao fue reveladora. Sus ojos se ensancharon momentáneamente antes de poder controlar su expresión. Rápidamente miró a su alrededor, asegurándose de que nadie más hubiera escuchado.
—Sí —finalmente confirmó, colocando un dedo sobre sus labios en un gesto claro de silencio—. Pero tú no deberías saber eso, y definitivamente no deberíamos estar discutiendo esto aquí.
Sin más explicaciones, Zhao tomó a Ren ligeramente por el hombro y lo guió hacia la Carpa de los profesores. Los guardias parecieron sorprendidos pero no cuestionaron al profesor mientras ambos entraban, la pesada solapa de lona cayendo detrás de ellos.