Mientras los auxiliares limpiaban los restos y preparaban la arena para el próximo combate, Ren no pudo evitar notar las miradas ahora dirigidas hacia él desde varios puntos de las gradas.
Klein, en particular, lo observaba con intensidad y sospecha.
Luna, más discreta pero igualmente atenta, estudiaba a Ren con admiración pero también desafío en sus ojos.
—Parece que has llamado la atención —murmuró Min—. El equipo de Klein competirá pronto. Apuesto a que ahora están pensando en cómo superar el récord de todas tus estrategias.
—Que lo hagan —respondió Ren con calma—. Todos hicieron su propio esfuerzo, y ellos tendrán que hacer el suyo.
La Semana de Batalla apenas había comenzado, y ya estaba revelando sorpresas que nadie había anticipado. Para Ren, esto no sería solo un examen o una competición... sería la validación de todo lo que había aprendido desde aquel día en que su espora gris fue objeto de burla universal.
Y esta vez, nadie reía.
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