Ren cambió su estrategia. En lugar de continuar cancelando ataques individuales, comenzó a emitir pulsos de luz que se expandían en ondas concéntricas desde su posición.
Las ondas de luz transformaron momentáneamente el campo de batalla, alterando todas las sombras simultáneamente. Luna se vio obligada a olvidar los saltos, incapaz de predecir dónde aparecerían las nuevas sombras después de cada pulso.
—¿Cuerpo a cuerpo? —Luna apretó los labios, visiblemente frustrada. Nunca se había enfrentado a alguien capaz de manipular su entorno en su contra más de lo que ella y su equipo podían. Por primera vez desde que obtuvo su bestia, sintió que su habilidad especial estaba siendo realmente contrarrestada.
Soltó una risa corta, casi incrédula.
—¿No acabas de decir que no ibas a golpearme? ¿Qué estamos haciendo aquí?
—No lo haré —aseguró Ren—. Solo voy a detener el flujo en tu vientre.