La expresión de Mo Qian Yuan cambió de repente. Sus ojos borrosos se tornaron agudos inmediatamente mientras el silencio se extendía y el aire se volvía sofocante. Parecía haberse transformado en un pantera que esperaba en la oscuridad, listo para saltar sobre su presa.
—¿De qué estás hablando? —sus ojos tenían un brillo peligroso.
Jun Wu Xie acariciaba casualmente el pelaje del pequeño gato negro, sin siquiera levantar la vista, dijo con frialdad:
—Hay quienes no desean que sigas siendo el Príncipe Heredero y esperan que tengas un temprano deceso. Si tú también piensas igual y deseas encontrar una salida anticipada, simplemente golpea tu cabeza aquí contra la mesa de piedra, no hay necesidad de desperdiciar el tiempo de todos.
La boca de Mo Qian Yuan se contrajo ligeramente. Siempre había pensado que ella era un poco escandalosa, pero solo se dio cuenta de que la había subestimado completamente después de experimentar su lengua venenosa de primera mano.
Esta pequeña, ¿no podría hablar correctamente? ¿Necesitaba decirlo de esa manera?
—No se pueden decir así nomás ese tipo de palabras —dijo frotándose las cejas arrugadas—. Voy a tomarlo como si no hubiera escuchado eso.
—¿Palabras imprudentes? Bueno, ya que estoy hablando, bien podría continuar —replicó ella—. Si quieres vengar a tu Madre y a tu familia materna, tienes que vivir y mantener tu posición como Príncipe Heredero.
Ella lentamente levantó la mirada con ojos que estaban llenos de intensidad y lo miró directamente, lo cual lo sobresaltó.
—¿Qué sabes tú? —sus ojos tenían un rastro de pánico.
—Sé que eres un cobarde y un inútil —Jun Wu Xie levantó una ceja.
—¡Tú! —Mo Qian Yuan estaba furioso—. ¡No debería haber hablado bien de ella justo ahora!
—Si no estás dispuesto, entonces encuentra todos los medios y formas de sobrevivir. Si no, simplemente levanta las manos y ríndete —replicó ella.
Mo Qian Yuan aspiró un profundo aliento. ¡Esta pequeña realmente sabía dónde golpear donde más duele! Como había estado bebiendo vino antes de esto, se sintió mareado cuando sintió una repentina oleada en su cabeza. Se levantó y lanzó su jarra de vino al suelo.
Se hizo añicos mientras el fuerte olor del vino impregnaba el ambiente.
—¿Tú crees que quiero esto? ¿Eh? ¿Crees que lo pedí? ¿Y qué con el título de Príncipe Heredero? ¡Ja! No quiero nada. ¡Mi vida, mi posición, todo eso no me pertenece! ¡Hasta mi propio padre quiere que muera! ¡Todos piensan que soy un Príncipe incompetente! ¿Quién más en este mundo puede salvarme? ¿Y qué si no estoy dispuesto? ¿Qué puedo hacer al respecto?
Él gritó con los ojos inyectados en sangre mientras revelaba todo lo que le había estado atormentando en lo más profundo. Todos los años de emociones reprimidas brotaron como un manantial.
—¡Tienes razón! ¡Voy a morir pronto! ¡Voy a morir! ¿Qué más puedo hacer al respecto? ¡Estoy prácticamente muerto! Dime, ¿qué puedo hacer? —Jun Wu Xie lo miró fríamente mientras él se agitaba y se revolcaba.
—¿Y si no necesitas morir?
—¿Qué? —Él la miró con los ojos muy abiertos. Fue como si de repente un relámpago lo hubiera golpeado.
—Bueno, para ser más precisos, no solo no morirás, de hecho no morirás en los próximos años o décadas —ella corrigió sus propias palabras.
—Tú... tú... ¿qué quieres decir? —preguntó nerviosamente tragando saliva, sin atreverse a escuchar lo que más había deseado.
Jun Wu Xie no se molestó en responderle ya que dijo impaciente:
—Has sido envenenado, ¿verdad?
—¿Cómo lo supiste? —¿Qué era esta pequeña? Él estaba muy sorprendido.
Ella frunció el ceño. Realmente no era muy buena dando explicaciones, mejor emplearía el tiempo en demostrarlo.
—Pequeño Negro, detenlo —dijo mientras de repente lanzaba al pequeño gato negro que tenía en sus brazos.
Bajo la brillante luz de la luna, el pequeño gato negro que tenía el tamaño de su mano se transformó de repente —su cuerpo creció más grande al instante y se convirtió en un enorme y fuerte pantera mientras se abalanzaba sobre Mo Qian Yuan.
Mo Qian Yuan, quien estaba parado allí solo momentos antes, ahora estaba inmovilizado en el suelo por una enorme pantera negra. Estaba petrificado mientras miraba con la boca y los ojos abiertos a la pantera negra sobre él, tratando de digerir lo que acababa de suceder.