Una vez más, Briar se lanzó al ataque. Ella corrió con todas sus fuerzas poniendo las manos en el suelo, como si estuviera imitando a un animal de cuatro patas. En tan solo un segundo ella estuvo frente a Darius, apuntando el filo de las espadas a la cara del hombre.
Darius maniobró su hacha con gran habilidad y golpeó las espadas de Briar. El sonido rechinante del metal contra el metal resonó provocando chispas que por un segundo iluminaron el rostro de ambos. Sin embargo, Darius no se detuvo ahí, ya que después de bloquear el ataque de la chica, intentó agarrarla por el cuello otra vez. Briar es pequeña y ligera, por lo que para alguien como Darius, incapacitar a un enemigo con estas características era bastante fácil, pero Briar no cayó en el mismo truco.
Usando el choque de las espadas contra el hacha, Briar hizo un mortal hacia atrás y sus pies derraparon en el suelo una vez aterrizó. Su mirada estaba encendida con hambre y desgracia, y su sonrisa maníaca por primera vez no era lo que estaba pintando en su rostro. Si, Briar seguía con esa sonrisa en la cara, pero había algo más que le hizo mantener la compostura. Su hambre no estaba descontrolada como en el pasado, así como su sed de sangre era más pasiva esta vez.
Ella saltó nuevamente, confiando en que podría intercambiar golpes contra Darius una vez más. Briar fue ágil e implacable, pues se movió por el terreno como si se tratara de su hábitat natural. Golpeó las espadas contra Darius muchas veces a una velocidad considerable, saltando hacia atrás cada vez que sentía que Darius podría cortarla a la mitad con el filo del hacha.
La velocidad y habilidad que Darius tiene no es una broma. Este hombre era un monstruo con la piel de un humano. Su fuerza y tiempo de reacción eran perfectos, tanto que Briar no pudo volver a cortarlo de nuevo.
—¿Estás cansada, niña?—dijo Darius al notar la respiración pesada de Briar.
Ella solo se rió mientras decía—Jejeje. Nada de eso. Solo estoy muy emocionada en este momento—y una vez más golpeó sus espadas contra Darius.
Cuando Darius bloqueaba un golpe, Briar derrapaba por el suelo luego del retroceso. En todo momento ella intentó ganar, pero parecía imposible. Su fuerza no era suficiente, su hambre no era tan grande y su ira se había convertido en una extraña sensación que le dolió de alguna forma.
Mientras ella pelea, Midas está muriendo allí atrás. A pesar de que sus recuerdos son bastante borrosos debido a la locura que adquirió al estar confinada durante tantos años, ella recordaba todos los momentos en los que hablaba con Midas.
Detrás de esa pared que los separaba, Briar imaginaba al chico que encerraron, creciendo solo en una esquina oscura. La primera vez que ella lo vio, se trataba de un chico de 17 años con las manos atadas con ese mismo inhibidor. La mirada de Midas en esa época estaba perturbada y deprimida, como si acabara de vivir el momento más traumático de su vida, pero Briar no sólo vio eso. La primera vez que ella lo vio, pensó que ese chico sería diferente a los monstruos que la rodeaban. Y la primera vez que Briar escuchó a Midas llorar disculpándose con alguien en concreto, entendió lo diferentes que eran el uno del otro.
El muro que los separaba no sólo era físico, sino también metafórico. Un humano que creció como tal; un monstruo que nació con el ansia de matar y comer. Briar reflexionó muchas veces sobre eso. A pesar de ser un poco tonta debido a la poca inteligencia y educación que recibió, ella en ocasiones podía sentirse extrañamente sola, haciéndose preguntas filosóficas relacionadas a su propia existencia.
¿Por qué estoy aquí?
¿Por qué siento tanta hambre?
¿Qué soy?
Cuando ella se hizo algunas de esas preguntas, la primera sensación de ser como los demás empezó a nacer en lo profundo de su corazón. A pesar de que ahora pelea desesperadamente con tal de derrotar a Darius, en esa época Briar no era más que un monstruo indefenso, enjaulado con pensamientos retorcidos y solitarios.
—¡Muere, muere, muere!—sus esfuerzos no dieron ningún resultado. Darius era un enemigo formidable. No importa que tanto Briar se haya esforzado por matar a Darius, nada funcionó y eso hizo que ella se diera cuenta de la diferencia abismal que separa la fuerza de la locura.
Midas está muriendo. Pensó ella. Briar aún puede sentir la vida aferrándose al cuerpo de Midas, pero eso se iba a acabar dentro de poco. Ella no entendía bien porque se sentía así, pero de alguna forma ese sentimiento no le gustó mucho que digamos. Era doloroso, más doloroso que sentir un hambre insaciable.
Lo que ella no logró entender durante un largo rato fue que Darius no devolvía los ataques, solo se limitaba a defenderse de cada corte de las espadas. Y lástima que fue así, ya que Briar no pudo darse cuenta que Darius solo estaba midiendo su potencial. Cuando el hombre terminó de hacer eso, el momento de atacar había llegado.
Briar intentó atacar a las piernas de Darius, pero sus movimientos fueron lentos en comparación a los de Darius, pues el hombre levantó el pie y le pisó la mano a Briar. Ella gritó porque sintió crujir sus huesos dentro de su mano, pero Darius no se detuvo allí. Mientras Briar no podía escapar porque su mano estaba debajo del pie de Darius, el mismo Darius levantó el hacha para cortarle la cabeza a Briar.
—¡No me subestimes!—gritó Briar, envuelta en su propia locura. Ella forzó su propia mano y ésta literalmente se arrancó de su muñeca. El hueso podía verse en la herida amputada y la mitad del cepo cayó al no tener como soporte la mano de Briar.
Darius abrió los ojos un poco sorprendido. La fortaleza de esta chica no tenía límites, y eso es algo que Darius respetaba. A sus ojos, Briar es una verdadera guerrera del imperio noxiano.
Sin perder el tiempo, Briar usó la mitad de su cepo para atacar. Sus movimientos esta vez fueron más rápidos y desesperados. La locura de Briar le estaba haciendo entrar en un estado frenesí desesperado. Su velocidad de ataque aumentó en gran medida y su sed de sangre la impulsó a atacar.
No importaba si Briar recibió poca educación porque había una cosa que la hacía la guerrera perfecta. El instinto de un guerrero insaciable. Con la única parte del cepo que tenía, ella enganchó el hacha de Darius y la usó como una catapulta. Contra Darius, su espalda es su debilidad, por lo que Briar quiso explotar esa debilidad.
Ella se impulsó y se subió a la espalda de Darius. Una vez hizo esto, abrió la boca y de inmediato le mordió el cuello. Darius gruñó y soltó el hacha. Desesperadamente quiso quitarse a Briar de encima, pero al sentir como un montón de su sangre salió de golpe por la herida en el costado derecho de su cuello, cayó de rodillas con su campo de visión distorsionado, pero aún si estaba en una mala posición, Darius aprovechó su propia debilidad como una ventaja. Él la agarró por el cabello y en un movimiento rápido y poderoso, estampó a Briar contra el suelo.
Ella gimió de dolor escupiendo la sangre que tenía en la boca y, cuando iba a ponerse de pie otra vez para defenderse contra los ataques de este hombre, Darius la pateó en el estómago para hacerle escupir la sangre restante que robó. Esto hizo que Briar retrocediera unos pocos metros, cayendo de rodillas y mirando al suelo.
Ella vomitó la sangre de Darius, por lo que no pudo procesarla y curarse por completo. Sin embargo, la patada que recibió en cierta forma fue algo bueno, ya que eso la había acercado lo suficiente a su mano amputada. El hemolito tembló repentinamente y unió la mano de Briar otra vez y esto, a su vez, le regresó la otra mitad del cepo.
En esa pequeña fracción de segundo, Darius decidió no perder más el tiempo, por lo que levantó el hacha nuevamente para ejecutar a Briar, pero ella, desde el suelo, giró como un tornado sobre su propio eje y usó las espadas como escudo. Cuando Darius quiso golpear, las espadas giratorias chocaron contra el hacha haciéndola rebotar hacia atrás.
Debería haber sido un buen movimiento defensivo, pero…
—Se terminó—susurró Darius. Apretó el agarre en la empuñadura del hacha y tan rápido como un rayo, golpeó a Briar en el pecho.
Ella salió disparada hacia atrás. La fuerza del golpe fue tanta que hizo que Briar se deslizara por el suelo hasta estar al lado de Midas. Ella no pudo ver el contraataque de Darius, y eso fue lo que al final se convirtió en su perdición.
Al estar cerca de Midas, Briar miró la cara del hombre y se sintió mal de alguna forma. Aunque Midas le dijo que huyera, ella fue testaruda y se quedó para pelear. Ahora los dos iban a morir juntos por esa mala decisión.
Mientras Darius se acercaba para dar el golpe final, Briar lo miró y sintió un escalofrío.
Voy a morir… Su pensamiento era el correcto. Voy a morir… Morirá al lado de la persona a la que llamó amigo. Voy a morir… No había libertad sin un poco de muerte.
Tal vez fue ese pensamiento el que, por primera vez para Briar, le generó un miedo extraño. Pero no era solo eso. Midas aún respiraba y, aunque con dificultad, seguía vivo.
—Él está agonizando. No hay nada que puedas hacer para salvarlo—Darius ya estaba delante de Briar, mirándola con seriedad.
Salvar a alguien… Que irónico. Briar pensó que ese era un buen chiste, pero Darius tenía razón.
Aún con dificultad, Briar se sentó al lado de Midas. Lo miró, mirando al muchacho que fue encerrado hace diez años. Pensó que este tipo escuálido era muy deprimente y sonrió con calma. Cuando su poder se libera siempre tiene esa expresión demoníaca en la cara, pero por extraño que parezca, ella no veía a Midas como un objetivo a matar.
—Somos libres…—susurró ella. Se inclinó sobre Midas y abrió la boca.
—¿Ahora te vas a comer a quien se supone es tu amigo?
Briar sonrió—Los amigos no son comida—y en un rápido movimiento, mordió la capa de Midas y se echó a correr lejos de Darius.
De hecho, Darius no hizo nada para detenerla. Él sabía que tanto Briar como Midas morirán por sus heridas en cualquier momento. Aunque es probable que Briar sobreviva si bebe la sangre de Midas, Midas no sobrevivirá. Briar había perdido esta pelea.
Por otro lado, Darius se sentó en el suelo y miró a la chica vampiro huir desesperada. Aunque no lo demostró a primera vista, lo cierto es que Darius está a punto de desmayarse. Pelear contra un vampiro de por sí era difícil, y Darius había perdido una gran cantidad de sangre. Era una suerte que siguiera de pie luego de toda la sangre que perdió.
—Si no mueres en el camino, habrá un momento en el que volveremos a encontrarnos. Hasta entonces, espero que estés preparada, pues yo estaré listo para matarte
Aunque con complicaciones extremas, Briar y Midas lograron escapar del Bastión Inmortal. Luego de eso, los soldados que vieron la pelea le preguntaron a Darius por qué dejó escapar a la asesina. Esta vez Darius no tenía ninguna excusa. Simplemente quería pelear con ella otra vez. Desde el fondo, Darius pensó que sería una lástima matar a alguien con tanto potencial.
Al final Darius solo negó con la cabeza—No llegarán muy lejos. El hombre de la capa ya está muerto. En cuanto a ella, ya la encontraremos.
Los soldados estuvieron preocupados por esa decisión. Pensaron que Darius se estaba tomando este asunto a la ligera, pero lo cierto es que de alguna forma fue una pelea formidable y por eso permitió que la chica huyera.
Darius sabía que ella en algún momento regresaría, y no está equivocado…