Capítulo 3: Jugando con fuego:

Elena sintió que cada decisión que tomaba la llevaba más profundo en un terreno peligroso. 

Desde que aceptó el trato con Sebastian, su vida había dado un giro que jamás imaginó. 

—¿Eres siempre así de insoportable? —preguntó ella, con los brazos cruzados mientras lo miraba desde el otro extremo del estudio donde ahora trabajaba, cumpliendo con la primera parte del acuerdo. 

Sebastian sonrió con calma letal. 

—Solo cuando alguien cree que puede desafiarme y ganar. 

Elena apretó los labios. No iba a darle el gusto de caer en su juego, pero cada vez era más difícil ignorar la forma en la que él parecía controlar cada situación. 

Una tarde, mientras organizaba documentos, descubrió algo que la hizo detenerse en seco, un contrato con el nombre de su padre. Su corazón comenzó a latir más rápido. 

—¿Qué es esto? —preguntó, sosteniendo las hojas entre sus manos. 

Sebastian se acercó, sin prisa, con una mirada que le heló la sangre. 

—La prueba de que no fue un accidente que terminaras aquí. 

Elena sintió que el aire se volvía más pesado a su alrededor. 

—¿Qué quieres decir con eso? 

Sebastian tomó el contrato de sus manos y lo dobló con calma antes de guardarlo en un cajón bajo llave. 

—Todo a su tiempo, Elena. No querrás respuestas para las que no estás preparada. 

Pero Elena ya había entendido una cosa: Sebastian Vaughn estaba jugando con ella. Y por primera vez, se preguntó si realmente podía ganar este juego.