Capítulo 19: La primera jugada:

Elena pasó toda la noche en vela, su mente girando en torno a una sola idea: ¿Cómo se enfrentaba a un enemigo que llevaba años manipulándola sin que ella lo supiera? No podía confiar en Sebastian, pero en este momento, él era su única fuente de información. Al amanecer, bajó a la sala donde lo encontró, como siempre, impecablemente vestido, con una taza de café en 

la mano y una expresión de absoluta tranquilidad. 

—Espero que tu insomnio haya valido la pena, —comentó, observándola tomar asiento frente a él. 

Elena ignoró su tono burlón y fue directo al grano. —Quiero pruebas irrefutables contra 

Lorenzo. Algo que lo hunda, que lo exponga ante todos. 

Sebastian dejó la taza en la mesa con una sonrisa. —Ya estás hablando mi idioma. 

—No te equivoques —respondió ella con frialdad—. No estoy haciendo esto por ti, sino por mí. 

Sebastian inclinó la cabeza, evaluándola. —Eso lo hace aún más interesante. ¿Por dónde quieres empezar? 

Elena suspiró profundamente. Había un lugar donde su tío guardaba todo: un estudio privado en su residencia. Siempre le había parecido extraño que nadie más pudiera entrar allí. Si algo incriminatorio existía, estaba en ese lugar. —Necesito entrar a su estudio —dijo con firmeza. 

Sebastian apoyó los codos en la mesa y la miró con una mezcla de admiración y diversión. —Me encanta lo valiente que te has vuelto, pero hay un problema: Lorenzo no es un hombre fácil de engañar. No puedes simplemente aparecer y pedirle la llave. 

Elena apretó los labios. Sabía que no sería sencillo, pero tampoco podía quedarse de brazos cruzados. —Entonces dime, ¿cómo lo harías tú? 

Sebastian sonrió, como si hubiera estado esperando que ella preguntara eso. —Con un juego de distracción. Y tengo el plan perfecto. 

Elena lo observó con desconfianza. No le gustaba depender de él, pero en ese momento, necesitaba su experiencia. —Dime qué tienes en mente. 

Sebastian se inclinó hacia adelante, su sonrisa llena de peligro. —Vamos a darle a Lorenzo 

exactamente lo que más teme: la sensación de que el poder se le escapa de las manos. 

Elena sintió un escalofrío. Acababa de hacer su primera jugada en este juego de traiciones. Y no pensaba perder.