La sonrisa de James se congeló, rígida como el hielo, mientras maldecía internamente a Selina por su mala sincronización. Aun así, no podía arriesgarse a echarla frente a tantos ojos vigilantes. Respirando profundamente, forzó una sonrisa tensa en su rostro. —Ah, todos, no lo saben, pero mi hija mayor puede ser un poco obstinada. Admito que fue mi culpa por no notificarle antes. Selina, ¿cómo pude olvidarme de ti? Vamos, entremos juntos.
Katie aprovechó el momento, dando un paso adelante con un comportamiento compuesto y virtuoso. Su tono estaba lleno de culpa fingida. —Selina, ¿no dijiste que no vendrías? Oh, esto es mi culpa por no preguntar más cuidadosamente. Te he hecho sentir agraviada.
Los invitados circundantes intercambiaron miradas conocedoras mientras la escena se desarrollaba, rápidamente armando la historia.
Parecía que la hija mayor de la familia Clark había hecho un berrinche y se negó a venir, solo para aparecer sin vergüenza después de todo.
—Señor Clark, lo entendemos. Cada familia tiene sus dificultades. Probablemente solo está tratando de evitar cualquier drama de su hija mayor.
—Exactamente. La hija ilegítima se comporta tan bien, pero la mayor parece ser un problema. La tiene difícil, Señor Clark.
Mientras la multitud se dispersaba, James finalmente exhaló, aunque la ira que hervía dentro de él estaba aumentando constantemente. Bajando la voz, soltó entre dientes apretados:
—¡Será mejor que te comportes esta noche! ¡Si causas algún problema, no te dejaré salirte con la tuya!
Después de una breve pausa, se volvió hacia Selina con un tono autoritario:
—Y Natalia tiene baja tolerancia al alcohol. Si alguien le ofrece una bebida, tú la tomarás por ella. Natalia es tan hermosa; no faltan hombres con malas intenciones. Usa la cabeza por una vez, ¿quieres?
La fría mirada de Selina se levantó, llevando un rastro de burla. Sus labios se curvaron ligeramente, y su voz era tranquila pero mordaz. —¿Por qué debería tomar sus bebidas? ¿Cree que soy una idiota, Señor Clark?