La criada se quedó atónita por un momento.
—El señor salió esta noche. ¿No fue a recogerla?
Selina miró su teléfono, no había llamadas perdidas de Logan.
—¿Cuándo se fue?
—Un poco después de las ocho... —la voz de la criada fue bajando gradualmente—. Señora, no se preocupe. Tal vez solo fue a la oficina. Llamaré para verificar...
Pero después de una larga espera, el teléfono de Logan seguía sin respuesta.
Selina desvió la mirada.
—No es necesario. Iré a descansar primero.
La criada tartamudeó:
—D-de acuerdo, señora, por favor suba.
De vuelta en su dormitorio, una inexplicable ola de frustración surgió en el corazón de Selina.
¿No dijo que la esperaría cuando llegara a casa? Sin embargo, ahora que había regresado, Logan no se encontraba por ningún lado.