Capítulo seis: Un vistazo a la capital ceremonial

La vibrante ciudad, aunque reducida en términos de espacio y extensión, es pequeña. Se puede observar lo bulliciosa y activa que es. Solo en la entrada del camino, el cual se extendía hasta la plaza principal y zona de comercio, se podía observar brevemente desde esta distancia el bullicio y las actividades comerciales que se están llevando a cabo. Las casas que se podían observar junto a la entrada del camino, todas construidas en piedra con sus techos de paja, demostrando que alojan familias de gran cuna, pertenecientes a grandes familias nobles que pueden tener el privilegio de tener una residencia en un espacio tan reducido como la capital ceremonial. En las construcciones se logra evidenciar lo que Cápac ya sabía: la habilidad de trabajar la piedra. Los nulos espacios que se pueden observar entre la unión de las piedras demuestran que los artesanos que trabajaron aquí son exquisitos y ricos en experiencia. Si tan solo uno de ellos todavía está con vida y puede apoyar las ideas y proyectos que Cápac tiene en mente, la complejidad de desarrollo que requieren se reduciría en cierto punto y permitiría llevar más de un proyecto a la vez. 

Aunque por el momento no son más que sueños lejanos, debe concentrarse en el plan a seguir. El paso uno: lograr un impacto religioso en la ceremonia de entronización como próximo Sapa Inca. Para lograr eso, se le ha ocurrido un plan. Al final del proceso, Inti hará una aparición mediante las llamas de revelación para confirmar que Cápac es el enviado y el elegido para llevar al Imperio Inca a una prosperidad sin precedentes. Con la participación de la nobleza, definitivamente logrará calar en los corazones de algunos y limitará la actuación de otros frente a las actividades que va a realizar. Pero para lograr esa grandiosa aparición de las llamas naranjas rojizas que representan al Sol, a Inti, el proceso en sí es sencillo con la ayuda de la química. Para eso necesita dos materiales: uno de ellos, y el más importante, es la calcita; el segundo material es un combustible que logre activar la reacción en el fuego. ¿Qué mejor que los trozos de madera como alimentador de la combustión? 

Para obtener la calcita, el proceso es un poco más largo. Necesita obtenerla de la piedra caliza, un concentrado lo suficientemente puro que tendrá que ser molido hasta lograr un polvo fino que será combinado con la madera y podrá ser arrojado para lograr el descenso de Inti a la tierra. El plan es sencillo: necesita intercambiar unas telas tejidas en este comercio por caliza, pulverizarla, combinarla con madera de cedro, almacenarla en una bolsa pequeña y depositarla en el fuego con suma precaución. Por ese motivo, se ha acercado a esta tienda. Ha logrado identificar pequeños trabajos de esculturas en una roca caliza de alta pureza y por eso está observando la más fácil de pulverizar. 

Después de identificar la más viable, se acercó al vendedor y le ofreció una pieza de tela tejida de alpaca de gran calidad. Según lo que le informó el sacerdote, es más que suficiente para intercambiar. Uno tiene que saber que, en el Imperio Inca, los procesos comerciales se dan a través del trueque. No existe una moneda metálica como en otras ubicaciones geográficas fuera del continente americano, como en Europa. Aun así, los minerales como el cobre, el oro o la plata, procesados rudimentariamente y fundidos, tienen un gran valor de intercambio, más el oro y la plata, que se dice son productos dados por el dios Sol y la diosa Luna, que reflejan su característica imagen cada uno. Pero son metales escasos que solo la nobleza tiene, y Cápac no cuenta con ninguno ahora. 

Al final, la transacción con el vendedor transcurrió sin problemas, y aceptó la tela tejida de alpaca. Al final de todo, se escuchó la voz del vendedor diciendo: "Que Inti te bendiga y guíe su camino". Después de lograr su cometido, Cápac, que había dicho que deseaba un recuerdo de su llegada al sacerdote y a sus guardias, tomaron rumbo al gran palacio imperial, situado en la zona norte de la ciudad y debajo del gran templo del Sol, simbolizado como la familia real que desciende del propio Sol. 

Fin del capítulo seis