En 2070, en un vasto y deslumbrante universo, donde las estrellas brillaban como diamantes en un lienzo oscuro, nació Akane, la mayor de los siete hijos de los emperadores del reino. A su lado, Ren, su gemelo, compartía no solo su apariencia física, sino también habilidades que los unían en un vínculo profundo. Sin embargo, eran como el día y la noche: Akane, fuerte y decidida, era la chispa de la familia; Ren, más sensible y reflexivo, encontraba su fuerza en la calma.
La familia vivía en una acogedora mansión, rodeada de jardines exuberantes y fuentes que murmullaban melodías suaves. La risa de los niños resonaba en cada rincón, y la armonía y el amor parecían reinar en su hogar. Pero en el aire, algo se avecinaba; una sombra oscura que amenazaba con romper la paz que tanto valoraban.
—¿Qué te parece si organizamos un picnic hoy? —sugirió la madre(Hana), mientras acariciaba a su recién nacida hija(Yuki), quien dormía plácidamente en sus brazos.
Akane y Ren intercambiaron miradas emocionadas. Era una oportunidad perfecta para disfrutar de la belleza del día, lejos de las obligaciones del reino. Sin embargo, mientras se preparaban, el destino tenía otros planes.
Durante el picnic, la familia se reunió en el parque, riendo y compartiendo historias bajo el cálido sol. Pero la tranquilidad fue destrozada por la llegada de hombres de negro, figuras enigmáticas que emergieron de las sombras como espectros.
—¡Akane, Ren! —gritó su padre(Kazuki), mientras reunía a sus hijos—. ¡Quédense cerca de mi!
La atmósfera se tornó pesada, y la risa se transformó en un grito de angustia.